El público que asistió ayer a la proyección del filme de Julio Medem sobre el conflicto vasco «La pelota vasca. La piel contra la piedra» recibió el filme con un largo aplauso que obligó al cineasta, presente en la sala, a levantarse de su asiento para agradecer el apoyo. Los aplausos empezaron en cuanto finalizó el documental y continuó con el público en pie cuando se encendieron las luces. En la sala estaban presentes representantes de las diferentes fuerzas políticas vascas, excepto el PP, gente de la cultura vasca y muchas de las personas entrevistadas por el cineasta. Algunos de los que daban su testimonio en el filme aplaudieron con poca convicción y otros, como la alcaldesa de Lasarte, Ana Urchueguía, del PSE-EE, estaba claramente incómoda, pero la mayor parte de los presentes dispensaron una cálida acogida al documental. El último trabajo de Julio Medem había levantado una gran expectación después de que dos de las personas entrevistadas, los miembros del Foro Ermua Gortzone Mora e Iñaki Ezkerra, pidieran que se retirara su testimonio por considerar el resultado sesgado y ofensivo para las víctimas del terrorismo. Medem no retiró sus testimonios y ayer se proyectó el montaje íntegro, de manera que se pudieron oír sus opiniones en la pantalla, aunque no a la salida de la sala porque no acudieron al pase. Tampoco lo hicieron representantes del PP.
El cineasta vasco señaló haberse sentido «ofendido» y «calumniado» por algunos medios de comunicación que lo han puesto «bajo sospecha de terrorismo». Las lecturas ayer eran diversas. «Hay que respetar las diferentes opiniones», dijo a la salida del Kursaal la directora de la oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco, Maixabel Lasa, viuda del socialista Juan María Jauregui y una de las personas entrevistadas para la película. «Me hubiera gustado que las frases no se entrecortaran tanto, pero al fin y al cabo es la opinión de Medem», añadió el secretario de las Juventudes Socialistas de Euskadi, Eduardo Madina, que es además víctima de ETA y uno de los entrevistados. Más contundente fue Ana Uchueguía que dijo que el documental «faltan entrevistados» y que es «una visión bastante sesgada de la situación vasca». La película empieza con unas imágenes de pelotaris jugando en un frontón y la frase «esta película pretende ser una invitación al diálogo. Es independiente. Se solidariza con quienes sufren la violencia relacionada con el conflicto vasco y esta película siempre echará de menos a quienes no han querido participar». A partir de ahí se van sucediendo fragmentos de setenta entrevistas a sociólogos, políticos, escritores y periodistas, entre otros, que se alternan con imágenes del imponente paisaje vasco y de la dureza de algunos de los deportes tradicionales como el levantamiento de piedras y la sokatira, deporte en el que cada equipo tira de un lado de la cuerda.