Respecto a Joan Gamisans Arabí hay en Eivissa dos datos que no le hacen justicia: que no es ibicenco, porque su primer apellido es catalán, no suele ponérsele el de su madre y pocos saben que nació el 22 de agosto de 1879 en una casa junto al Mercat Vell; y que su producción musical se limitó a las canciones que escribió para el Orfeó Eivissenc (creado por él en 1930), de las cuales la más popular es sin duda «Roqueta sa meua roca», himno oficioso de Eivissa. En este sentido hay que agradecer al musicólogo ibicenco Joan Antonio Torres la labor de investigación que ha realizado en Madrid sobre el compositor ibicenco, y publicado con motivo de su participación en la IX Trobada de Documentalistas Musicals de Muro (Mallorca).
Torres es rotundo en su opinión sobre Gamisans: «Dentro de la música ibicenca es, junto con Miguel Àngel Francolí, los dos mejores compositores que hemos tenido en toda nuestra historia. En su caso, es el único que ha compuesto zarzuelas y óperas españolas. En 1910 ya había escrito un montón de zarzuelas; y según cuenta la Enciclopedia Espasa, Gamisans y Bretón crearon un movimiento para reivindicar que se pudiera estrenar en el Teatro Real ópera española, que entonces estaba prohibido. Pero él estuvo estrenando sus zarzuelas por toda la Península», explicó el gerente de la Orquestra Simfònica Ciutat d'Eivissa.
Joan Gamisans no residió mucho tiempo en Eivissa. Cuando era todavía un niño su familia se trasladó a vivir a Madrid, donde estudió música y llegó a ser cantante de la Capilla Real. «Volvió a la isla ya mayor, y porque la situación en Madrid era muy inestable a consecuencia de las elecciones de la Segunda República en la que ganó el Frente Popular», apuntó Torres. «Tenía una idea muy nacionalista de lo que es el canto como expresión de las señas de identidad de un pueblo y reivindicaba la recuperación de las lenguas autóctonas, como aquella corriente tan importante de principio de siglo que inundó España de orfeones».
Con tales ideas, fundó en 1930 el Orfeó Eivissenc, y hasta llegó a ser director de la Banda Municipal, porque su titular entonces, Florenci Durán, se marchó de la isla. «Cambió todo el repertorio de música ligerita y de charanga que Durán programaba; empezó a introducir fragmentos de zarzuelas y alguna obra clásica. Hasta hubo cierta rebelión entre los miembros de la Banda porque les exigía mucho trabajo; así que al final se cansó, lo dejó y volvió a Madrid, donde murió en 1933. Esté enterrado en el cementerio de la Almudena», recordó el creador de las Juventudes Musicales. «Y he encontrado una cosa curiosa: las páginas del registro del repertorio de la Banda Municipal de su época están arrancadas de cuajo. No sé quien lo hizo; si fue alguien por despecho o él mismo, que prefirió no dejar rastro de su paso por la banda. Ni idea».