Cuando pasada la una de la madrugada del jueves el respetable abandonaba el baluarte de Santa Llúcia, los comentarios eran unánimes: qué pasada de actuación; qué arte, qué emoción, qué talento... Elogios de este calibre. Y es que el concierto que acababa de cerrar Esbjörn Svensson Trío, tras dos bises generosos (el último, una exquisita versión del «Around midnight») fueron de antología, uno de los mejores de las dieciséis ediciones del encuentro; y los ha habido muy buenos, desde luego.
A su lado, el grupo portugués Liftoff quedó más oscurecido de lo que mereció. Porque hasta que salió a escena el trío sueco, la impresión que dejaron en el auditorio fue realmente agradable. Se les ve cómodos, con buen manejo de sus instrumentos, elegantes en el tratamiento de los temas y con momentos realmente inspirados y de buena factura. A destacar la labor de Jeffry Davis con el vibráfono (un instrumento que no abunda en la Mostra), así como la de Oscar Marcelino da Graca con el piano y su «prótesis» de ordenador portátil con las partituras. Y qué bien suenan los comentarios en portugués, una lengua claramente musical.