El Festival de Cine Latinoamericano de Trieste (noreste de Italia), una de las principales citas europeas con la cinematografía de América Latina, inauguró ayer su XIX edición con un programa que reúne cerca de 150 películas, cortos y documentales de la región. Más de una veintena de países están representados en el certamen triestino, que presenta en sus distintas secciones una amplia muestra de producciones actuales y rescata algunas joyas del celuloide de los años 60, 70 y 80 del pasado siglo desconocidas en las pantallas europeas. El plato fuerte del festival será un homenaje dedicado al actor, compositor, cantante y director argentino Leonardo Favio, con la proyección de obras que se creían desaparecidas y que han podido ser recuperadas en años de rastreo por filmotecas, colecciones privadas y viejas salas de cine de la Patagonia. La retrospectiva, que se presenta por primera vez en Europa, incluye películas como «Crónica de un niño solo» (1965), «El romance del Aniceto y la Francisca» (1967), «Soñar, soñar» (1976) o «El dependiente» (1982).
El galardón de honor de Trieste, el Premio Salvador Allende, será para el chileno Patricio Guzmán, autor de un documental sobre el presidente chileno derrocado en 1973, realizado con imágenes en blanco y negro que él mismo rodó entre 1972 y 1979.