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Una exposición recuerda que Will Faber conoció Eivissa por primera vez en 1934

La galería es Molí de Santa Gertrudis amplia las fechas de la muestra que dedica al reconocido pintor alemán

Will Faber descubrió Eivissa junto a su esposa Emma en 1934, cuando ambos ya residían en Barcelona.

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Hasta el próximo día 20 estará abierta al público en la galería es Molí de Santa Gertrudis (no confundir con la del mismo nombre de Sant Rafel) una exposición de pinturas de Will Faber con la que la veterana galería de la carretera de Sant Miquel quiere rendir un pequeño homenaje al reconocido artista alemán que vivió largas temporadas durante muchos años en Eivissa. «El pretexto para hacerle este particular recuerdo cariñoso ha sido el que este año se cumplían precisamente 70 de la fecha en que Faber y su esposa Emma descubrieron la isla, en 1934», explicó ayer a este periódico Joel Roger, responsable de la galería junto a su esposa.

La muestra ocupa una de las salas de este singular espacio artístico y está formada por una veintena de obras; algunas son propiedad de distintos coleccionistas de la isla y otras pertenecen a los fondos de la galería. «Fuimos muy buenos amigos suyo y expuso con nosotros hasta el final de su vida con una regularidad de cada dos años en la década de los 80», precisó Roger, añadiendo que «con esta exposición damos por concluida una temporada más, de las muchas que ya llevamos». Con tal motivo, el pasado martes ofrecieron un cóctel de despedida para los amigos y clientes de una galería que a lo largo de su trayectoria ha presentado obra de destacados artistas, mayormente extranjeros, como Lorenzo Quinn, Andrés Monreal y tantos otros. Una muestra de las creaciones de los artistas más destacados que han exhibido su obra en es Molí puede contemplarse en las distintas salas y el hermoso jardín de la galería.

Aunque Will Faber (Saarbrücken 1901- Barcelona 1987) comenzó sus primeros pasos artísticos sobre 1925 bajo la influencia del expresionismo, su trayectoria creativa pasó por distintas etapas evolutivas, la mayor parte de ellas desarrolladas entre Barcelona y Eivissa, puntos en los que pasó la mayor parte de su vida. La crítica situación política y económica de su país natal empujó al matrimonio Faber a buscar horizontes más propicios, y en 1932 se instalaban en Barcelona, donde Will Faber empezó ganándose la vida con trabajos de diseño gráfico.

El referido primer viaje a Eivissa para pasar una temporada de descanso fue decisivo en su vida y en su obra. Aquí coincidió con artistas como Wols, Hausmann, Broner y muchos otros, y se quedó hasta 1936, cuando la Guerra Civil le empuja a su país. Pero en 1939 vuelve a Barcelona y retoma su labor de diseño gráfico para varias editoriales catalanas.

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