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Carmen Vidal, entre la escritura y el cine, completa su formación en Nueva York

Finalista en Art Jove dos años consecutivos con sendos 'cortos', ganó este año el de relatos en catalán

Carmen Vidal, de Eivissa a Nueva York para seguir estudiando cine. Foto: GERMÁN G. LAMA

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«Quiero centrarme más en aprender y estudiar antes que dispersarme con otras cosas; una tendencia natural mía que intento evitar, aunque no lo consigo mucho, la verdad». Con estas palabras, resumía Carmen Vidal aUltima Hora Ibiza y Formenterala postura y actitud que procura mantener actualmente en el master de comunicación audiovisual de dos años que esta realizando en una universidad norteamericana, New York City College. «Allí he rodado un corto propio como ejercicio de clase y he participado en otros. Como proyectos me han ofrecido alguna cosa para el próximo verano, pero todavía no lo tengo claro. Porque también me gusta mucho escribir cuentos. Ahora estoy escribiendo otro para un concurso», añadió.

Y es que esta joven ibicenca se mueve entre dos amores creativos, el que siente por la escritura (afición en la que algo habrá tenido que ver su abuelo escritor, Cosme Vidal Llàser; y su madre, profesora de literatura) y el que profesa hacia el mundo de la comunicación audiovisual. Precisamente esta fue la carrera que Carmen Vidal realizó en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. En su palmares de premio figuran un premio Sant Jordi del Consell y alguno más (en Eivissa); finalista del Art Jove 2003 con el cortometraje «Rostres», que obtuvo también el Premio del Jurado en el Festival de Curtmetratges de Sant Antoni; también finalista de Art Jove en 2004 con «Nines», «que escribí, dirigí y produje con otras dos compañeras de la Pompeu; fue mi trabajo de final de carrera; y el primer premio de relatos en catalán del Art Jove'04 con «Latències o el efecte hivernacle». «Esta vez fue mi madre la que me animó a escribirlo mientras estaba en Praga con la beca Erasmus; me basé en una idea que tenía para un corto que no llegué a hacer», afirmó la entusiasta joven, que termina estos días sus vacaciones en la isla.

Respecto a Praga, la experiencia le resultó provechosa: «En principio tenía que estar un semestre, pero como me gustó mucho la escuela y la ciudad, y como era el final de la carrera, decidí quedarme todo un año. Me lo pasé muy bien, viaje todo lo que pude (hasta que no tuve más dinero) y participé en varios cortos. También quise probar otras cosas, estuve de directora artística e incluso hice un poco de actriz, porque me lo pidió una amiga. Me moría de vergüenza, no es lo mío; aunque resultó interesante probar cómo era por dentro el tema de actuar, algo muy útil de saber cuando uno dirige a los otros. Lo pasé mejor con la dirección artística, porque me gusta mucho; algo que creo se ve en todos los cortos, en los que creo que hay una voluntad de hacer las cosas con sentido estético; elegir unos colores, encuadrar de cierto modo... Eran colaboraciones para cortos con la gente de la escuela de Praga; porque en cualquier rodaje aprendes algo, aunque sólo sea sobre cómo no quieres hacerlo tú», relató la entusiasta y polifacética artista.

Y más iniciativas de aprendizaje: «En verano de 2003 estuve colaborando con la productora ibicenca Flash back, con los que ya había hecho alguna cosa eventualmente. Les salió una película de una productora inglesa y estuve ayudando un poco en el set, lo que me dio la oportunidad de ver cómo se trabaja en un largometraje. Bueno, ya había hecho algo parecido en Barcelona en el rodaje de un telefilm de TV3. Por cierto, el largo de Flash back se llamaba 'It 's all gone, Pittone', y la cosa iba sobre un Dj que se queda sordo. El director era canadiense, y la película ha ganado hace poco un premio en Toronto. ¿No se ha pasado en Eivissa?», preguntó.

Un claro interés, pues, el que siente Carmen Vidal por el mundo de la imagen, complementario del que tiene por la escritura, que aplica sobre todo a los guiones. «Como no se pintar ni sé hacer otra cosas... y escribir es tan inmediato. Sólo necesitas un boli y un papel. Además, es más íntimo y puedes aprovechar cualquier momento que tengas libre para reflejar lo que quieras». «Pero también es bonito el mundo del cine, y resulta más divertido trabajar en equipo y ver que al final sale lo que tú habías escrito en el guión». «No sé cómo me ganaré la vida, pero me gustaría que fuera escribiendo y realizando películas».

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