J. HERRANZ
Hasta el próximo 7 de junio la sala Ebusus de Eivissa acogerá una exposición de pinturas de Hélène Béjot, la primera que presenta en su vida esta artista francesa residente en Eivissa desde hace cinco años. Son 15 obras de distintos formatos realizadas a pastel que recuerdan formas escultóricas de estilizadas figuras humanas; con cierto eco de artistas como Brancusi, Moore o incluso de algunas etapas de Matisse.
«Me considero autodidacta; estudié en una academia de arte de París, pero lo dejé al poco tiempo porque me aburría. Era demasiado académica para mi gusto», explicó ayer Béjot a este periódico. «Además, como soy grafóloga de profesión, mientras estudiaba la carrera hacía paralelamente dibujo. Siempre me ha gustado dibujar, de toda la vida. De vez en cuando pinto, lo dejó unos meses, vuelvo... Como era para mi propio placer no tenía obligación de pintar todos los días», explicó ayer la artista a este periódico.
Ese estado de cosas cambió «cuando una amiga de la profesión que vive en París me dijo que mis dibujos tenían fuerza y que merecería la pena que los presentase en público. Así que me animé a ello», precisó Hélène Béjot.
En cuanto a la temática, formas corporales evanescentes y curvilíneas, «pensé que era algo original y sugerente. Y por la respuesta que ha tenido parece que estoy en la buena dirección. Estoy sorprendida y encantada con la acogida. El día de la inauguración (el pasado viernes 26) vino mucha gente, era una locura. Y vendí bastante», precisó.
Por lo tanto, la prueba de fuego de la primera vez está superada. «Son los amigos los que me han animado a exponer mis cosas. Tengo muchos en París que quieren que haga allí algo también, pero no hay planes de exposición por el momento. Es complicado organizar una muestra, y en París, con el transporte y todo lo demás sería aún más lío», confesó con sinceridad. «Los artistas no suelen creer mucho en su trabajo cuando no son reconocidos; pero para mí eso es más bien una ventaja», concluyó.