J. HERRANZ / G. ROMANÍ
Ni Toniet, autor de las obras, ni el alcalde de Formentera, Isidor Torres, sabían dónde habían ido a parar los tres murales del ceramista ibicenco que había en la vieja Estación Marítima de la isla, tras ser derribada para construir la actual. El 'misterio' lo desveló el martes un portavoz de Puertos al ser preguntado por este periódico. «Se desmontaron y están guardados en las oficinas de Puertos de Formentera. La intención es colocarlos en la nueva Estación; el pequeño en el exterior y los dos grandes en el interior. Aunque no sabemos aún cuando se hará; cuando se pueda», precisó.
La noticia fue recibida ayer con satisfacción por Toniet. «Me parece bien; es una obra pública y se debe mantener ese criterio, pues se hizo para el disfrute del público». El reconocido ceramista ibicenco explicó que los tres murales forman parte de un proyecto realizado en 1991 y pagado (a razón de 700.000 pesetas cada mural) con el 'uno por ciento cultural' que el Ministerio de Obras Públicas está obligado por ley a satisfacer y que, con el visto bueno del Ministerio de Cultura, revierten en el patrimonio artístico del Estado. «Presenté el proyecto a la Jefatura de Puertos y me lo aprobaron. Lo más complicado fue el papeleo, algo que no tengo muy asimilado. Y concursar requiere adaptarte a las prescripciones técnicas del proyecto, algo que te condiciona un poquito».
En cuanto a la temática de los cinco murales, Toniet señaló que fue «un trabajo pensado para el sitio en el que iban a ser colocados. Como para mí Formentera es un lugar en el que siempre he estado muy a gusto y conozco muy bien, hice lo que pensé que podría ser algo alusivo a la cultura de la isla, de mar y de tierra; con colores nítidos. Algo cálido, porque ese tipo de lugares públicos suelen ser más bien fríos», subrayó.
No es la primera vez que estos murales 'formenterenses' de Toniet sufren algún percance. Cuando en 1995 se hizo una reforma en el edificio de servicios portuarios de la Savina, uno de los murales, que representa una higuera, también 'desapareció' por un tiempo. En aquella ocasión resultó que había sido instalado en el hueco de la escalera de acceso de unos despachos del edificio de servicios, gestionados por una empresa privada. El mural incluso había sufrido un leve desperfecto. Denunciado el caso, Puertos ordenó que la obra de Toniet volviera a ser instalada en el lugar público correspondiente, tras ser restaurados por el propio artista los leves daños. «Es curioso, parece que la historia vuelve a repetirse; los murales desaparecen y vuelven a aparecer como si fueran fantasmas», ironizó el artista.