R.C.
Cannes, visto como un «ogro devorador de cine» que carbura con el resplandor de estrellas famosas o como el festival más importante del mundo, convocará este año a lo más granado del cine internacional, con una abundante representación de EEUU, encabezada por Woody Allen, Clint Eastwood y Steven Spielberg.
Cannes, ciudad de cine, donde se hace y deshace el destino de las más exigentes cinematografías del mundo, tiene ya casi todo a punto para celebrar el 61 Festival de su historia, a partir de mañana y hasta el 25 de mayo, y recibir a estrellas como Angelina Jolie, Robert de Niro, Bruce Willis o Sean Penn.
Es inevitable la presencia de Hollywood, como lo es también la notable cuota que el cine nacional tiene en este festival internacional organizado en, y por Francia.
Aunque en ambos casos, diríase que cuantitativamente se tiende a una disminución respecto a ediciones anteriores, dentro de la competición al menos, pues de cuatro filmes franceses y cuatro estadounidenses, como venía siendo costumbre, se ha pasado a tres. A beneficio sin duda del cine latinoamericano, más presente que nunca en la competición, con cuatro cintas por la Palma de Oro, y, más que otros años también, el cine europeo, igualmente con promesas de futuro.
Muchas de ellas venidas del este, como el padrino de la que será la VI Jornada de Europa en Cannes, el próximo día 19, el rumano Christian Mungiu, Palma de Oro el año pasado en Cannes.
De Europa vendrán a Cannes 2008 Philippe Garrel, Matteo Garrone o Paolo Sorrentino, entre otros, pero habrá ciertas ausencias notables, entre ellas la de Pedro Almodóvar, pese a ser desde hace una década tan miembro de la familia como Quentin Tarantino, quien esta vez dará la «Lección de Cine»; o Wim Wenders y los hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne, de nuevo en busca de la Palma de Oro.
Una veintena de filmes lucharán por ella, encabezados por el filme de apertura «Blindness», inspirado al brasileño Fernando Meirelles por los «Ensayos sobre la ceguera» del Premio Nobel Portugués José Saramago.
asasa
El pintor estadounidense Robert Rauschenberg, pionero del «pop art» y considerado una de las figuras artísticas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, murió en Tampa el lunes, a los 82 años. Rauschenberg fue un incomprendido hasta la llegada del «pop-art», un movimiento que reconoció su obra y que le atribuyó la paternidad del nuevo estilo, donde Andy Warhol y Roy Lichtenstein fueron dos de sus principales representantes.
El ciclo de su obra más célebre es el que se encuadra bajo las «Combine Paintings», un período que surge con la incorporación de objetos reales a su obra y representan el interés del artista por trabajar en todas direcciones, persiguiendo la idea de tridimensionalidad. Aunque declaró no haber llegado a entender lo que es el dadaismo, de Marcel Duchamp -padre de este movimiento y figura clave del arte del siglo- aprendió a elevar a la categoría de arte cualquier objeto de la vida cotidiana.