No es que uno consuma mucha televisión; más bien poca, y en verano menos. Pero tengo cierta querencia por tres programas culturales interesantes del Canal 33 (La 2 de la Televisió de Catalunya): Sputnik, Silenci y Milenium. Una afición que sufro más que disfruto por mor de un ruido de fondo, más o menos intenso pero siempre molesto y perturbador, que a veces te obliga a cambiar de cadena o, mejor, a apagar la cajita dichosa. Una putada.
Pensé que el fallo era de mi aparato, pero comentando el caso el viernes con otra víctima, me dijo que en su casa pasaba lo mismo. Precisándome (igualito que en la mía: en Platja d'en Bossa, sección Vila) que lo más curioso e irritante era que el ruido subía o bajaba en función de las cámaras de grabación. ¿¿¿...¡¡¡ Y no sé a dónde llamar para que intenten corregir el molesto fallo. Así que recurro a esta tribuna, por si los milagros.
El último disgusto que tuve fue con el Sputnitk del pasado jueves; por el documental Les illes escollides, dedicado a los músicos y artistas que eligieron estas islas en los 60 y los 70 como refugio de libertad propicio a la creación y al buen rollo. Un trabajo realmente interesante, con testimonios sugerentes sobre Jimi Hendrix, Bob Dylan, Robert Graves, Soft Machine, Pau Riba... Pero, ay, cada dos por tres el zumbido de los cojones machacando los oídos. Cabreante.
En cualquier caso, valga el desahogo de este rincón marginal para partir una lanza a favor de la Televisió de Catalunya; por su profesionalidad, imaginación y talento, mayor que la media; aunque a veces se les vaya un tanto la mano nacionalista. Espero que podamos seguir sintonizándola desde aquí. Pero mejor, please.
JULIO HERRANZ