Alfredo Fermín Cemillán, 'Mintxo', frecuenta la isla desde hace 20 años y tiene desde hace 10 casa en Sant Josep, vecina de la de su amigo Rogelio, quien le convenció para involucrarle en un proyecto en Vila, que se inauguró ayer: el bar Mar a Vila (calle Ignacio Wallis). Un trabajo que viene a ser «como un homenaje al paisaje de la isla», en el que combina «elementos rústicos con otros modernos de carácter minimal», apuntó el polifacético y reconocido artista alavés sobre la primera propuesta artística que realiza en la isla. «La he desarrollado en paralelo a la obra, que ha durado seis meses, construyendo el local como si fuera un cuadro», añadió.
Una aventura en la que ha puesto ilusión y entusiasmo, dos términos básicos en la trayectoria profesional de un creador más bien atípico, en cuanto a los planteamientos habituales del mundillo artístico. «La palabra artista me da miedo, porque suena un poco pedante. Creo que soy una persona normal, sólo que mi vocación de siempre es dibujar; y a partir de ahí, decidí hacer lo que me gusta. Si no me salía bien, ya buscaría trabajo, pero no he tenido que hacerlo nunca», valoró Mintxo, que se definió «como un francotirador que va por libre. El mercado ortodoxo del arte no me interesa demasiado, aunque no estoy cerrado a él. Pero no creo que nadie tenga que decirme lo que tengo y no tengo que hacer».
«Soy versátil»
Una de las razones que le animaron a aceptar este trabajo en Vila es que «me apetece mucho meterme en proyectos de encargo, siempre que pueda participar en ellos desde mis planteamientos», matizó el artista, distinguiendo entre obra de autor y obra aplicada: «La primera es en la que trabajas solo, concentrado, con una actitud un poco sacerdotal y de ósmosis: absorbo, filtro y luego rezumo. En cuanto a la segunda, soy versátil; he trabajado para teatro, editoriales, prensa, he hecho muchos carteles, caricaturas, diseños, decoraciones...». Y varios libros, publicados en la editorial Bassarai: El sueño del dibujante (2001) y A travesura (2009), más una obra en colaboración con el poeta Kepa Murua, Poemas del caminante (2005).
El carácter del paisaje y el paisanaje de Eivissa es lo que orientó el proyecto que Mintxo ha realizado en Mar a Vila. «Lo primero que me plantee es lo que quería transmitir el local: lo auténtico de la isla frente a lo importado, que tapona sus valores tradicionales». A partir de ese «esqueleto» fue «desarrollando una armonía con la composición, los volúmenes, materiales, colores, textura, iluminación...». Cuidando todos los detalles para que el resultado se correspondiera con la idea. Hasta hizo «un estudio muy profundo de colores, que he sacado de las sombras que produce la luz de Eivissa en el blanco, buscando la vibración de la luz y todos los motivos referenciales que pudieran servir», consideró el artista vasco, en cuya cartera de proyectos inmediatos figura pintar un 'trampantojo' en una plaza de Vitoria, la intervención artística en un antiguo deposito de agua, un proyecto para el Museu de Arte Contemporáneo de Vitoria, Artium, o la publicación de un nuevo libro, entre otros.