Hacía tres años que Judith Cohen no venía a Eivissa, isla que la reconocida etnomusicóloga canadiense frecuentó durante un tiempo para, entre otras actividades, trabajar con el material que el prestigioso musicólogo norteamericano Alan Lomax realizó en estas islas a principios de los años 50. Grabaciones que, en colaboración con Anna Lomax, la hija de aquél, fueron reunidas en sendos CD de la serie The Spanish Recordings, dedicados al folklore de Eivissa, Formentera y Mallorca; así como un libro con las fotografías del trabajo de campo que Lomax realizó.
En esta ocasión, la presencia de Cohen en la isla se debe a un trabajo sobre canciones y cantantes ibicencos para un libro que prepara el sociólogo canadiense Baldachino sobre dicho asunto en las islas en general. «Como sabe que yo trabajo con el tema Lomax, a mi me ha encargado Eivissa», precisó ayer Cohen a este periódico, añadiendo: «Ya llevó unos meses contactando a gente por e-mail, pero los mayores y de campo no utilizan internet; y como yo estaba en Madrid por varios trabajos y tenía un hueco de pocos días, los he aprovechado para hablar con la gente, que es lo que más me gusta», reconoció.
«Una buena excusa»
Además, «era una buena excusa para volver a la isla, aunque sólo sea por cuatro días», subrayó la etnomusicóloga, especialista en la música sefardí, de la que ya ofrecido varios conciertos en Eivissa, sola o en compañía de su hija, Tamar, con quien ha grabado varios discos. «Es cierto que ya hace algunos años que no canto por aquí. Lo hago donde me inviten; así que estaría encantada de volver, por supuesto», aseguró Judith Cohen, verdadera entusiasta de la música tradicional de Eivissa y Formentera, sobre la que ha realizado varios proyectos en colaboración con la investigadora ibicenca Esperanza Bonet.
Respecto a la música sefardí, Cohen señaló que el último disco que grabó fue Sefarad en diáspora (2006), presentado en Eivissa. «Pero sigo cantando bastante, tanto sola como con mi hija Tamar. En junio hemos estado en el Festival Sefardí de Córdoba, en Madrid y en el Monasterio de Pedralbes de Barcelona, un sitio realmente bonito», apuntó.
Además, la polifacética artista sigue investigando la música sefardí. «De aquí voy a Portugal para seguir el trabajo de campo con los criptojudíos de los pueblos portugueses. ¿Qué más?, Ah, sí, desde 2006 he vuelto a menudo a Europa del Este y Turquía, a donde iba mucho en los 70, cuando empecé a viajar, primero de hippy y luego de etnomusicóloga. Y hace un año volví a cantar a Lituania y Letonia, la tierra de mis abuelos maternos. O sigo dando clases de baile de los Balcanes, también en España», resumió Judih Cohen.
Una beca del Congreso norteamericano
Entre los proyectos que tiene entre manos Judith Cohen, está especialmente ilusionada con la primera beca Lomax que ha concedido la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, donde estaba depositada una pequeña parte del legado del prestigioso etnomusicólogo. «La mayoría está en el Archivo Lómax de Nueva York, que lleva su hija Anna. Cuando murió su padre, en 2002, la Biblioteca decidió que debería estar todo junto. Lo hicieron en 2004, creo, y han tardado hasta hace poco en hacer el catálogo. Ahora han convocado una beca Alan Lomax al año en los distintos países donde trabajo su teoría de musicología», explicó Cohen.
Satisfecha por ser «la primera beneficiaria de esta beca de la Biblioteca del Congreso norteamericano», su interés no es tanto para seguir trabajando con las grabaciones de Lomax, «que están más o menos preparadas ya, sino en su Diario de Campo, que tanto yo como su hija Anna llevamos tiempo queriendo publicar, porque es súper interesante», aseguró la musicóloga, añadiendo: «Pero él no lo concibió por autonomías, pues no las había en las España de 1952; y separarlo ahora no tiene sentido, porque Lomax veía las conexiones entre unas regiones y otras por afinidad o contraste».