rlos Sansegundo, miembro del Grupo Ibiza 59, falleció el pasado domingo en el hospital de Palma víctima del cáncer que padecía desde hacía varios meses. Según informó ayer a este periódico su última compañera, la holandesa Tineke, el artista será incinerado en Palma en los próximos días, «cuando lleguen sus hijos». «En principio, la intención es repartir sus cenizas entre Santander, su ciudad, Eivissa y Nueva York (Long Island), donde vivió bastante tiempo; pero lo tienen que decidir ellos, claro. También se hará un 'memorial' en Eivissa, seguramente dentro de dos meses, porque es complicado organizarlo para que vengan sus amigos de tantos sitios», precisó Tineke, añadiendo: «Tuvo una muerte muy dulce; hablé con él por última vez el sábado y estaba muy alegre. Me decía que no sería nada y que en pocos días estaría de nuevo en Eivissa, pues iba a ser una pequeña operación. Pero al parecer se complicó».
Por su parte, el pintor Erwin Bechtold, compañero del Grupo Ibiza 59 (que conoció ayer la noticia por este periódico), apuntó que la última vez que le vio fue el domingo 12, «cuando vino a comer a casa». «Estuvo viendo mi estudio, pero se le veía que estaba ya bastante enfermo; aunque siempre optimista y diciendo que saldría de esta». El reconocido artista alemán residente en Sant Carles calificó a Sansegundo como «un niño grande, algo naïve, amable y muy buena persona», asegurando que «la época del Grupo fue para él la más importante de su vida artística, junto con la de su sueño americano, donde estuvo tan bien relacionado con el mundillo de los ambientes del pop-art», precisó.
La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Santa Eulària, Ana Costa, mostró ayer su pesar por la muerte de Sansegundo, vecino del municipio. «Era muy sociable; un personaje que estaba muy integrado en la vida del pueblo. Se le veía mucho por el Café Royalty y en la inauguración de exposiciones. La última vez que hablé con él fue la semana pasada, sobre el proyecto del monumento al marqués de Lozoya en el que trabajaba. Sentimos mucho su perdida», señaló.
En cuanto al carácter vitalista de Carlos Sansegundo, valga la opinión de su paisano y amigo Javier Gómez Arroyo: «Era un chavalín (término que usaba mucho) grande; un hombre divertido y entrañable. Parecía un árbol de Navidad, siempre vestido con ropa jovial y colorista. Lo conocí en el 93 en la isla, y desde entonces fuimos buenos amigos. Venía mucho a la librería (Deski) e iba a comer a veces a su casa. Creo que perdemos a un buen artista y a una buena persona», concluyó.
Una escultura en homenaje al marqués de Lozoya
Sansegundo intentó en 2004 realizar una escultura como homenaje a Juan Contreras, marqués de Lozoya, como benefactor de Santa Eulària, donde residió un tiempo. «Era un proyecto muy ambicioso y caro de realizar, por lo que se paró la cosa. Hace pocos meses volvió a plantearnos la idea, pero más modesta, y habíamos llegado al acuerdo, aún sin firmar, de que nosotros costearíamos el material y los gastos de instalación y por su parte regalaría su trabajo al municipio. Iba a ser una escultura de acero inoxidable; ya tenía la maqueta, pero no creo que la hubiera empezado aún. Espero que sus herederos respeten el acuerdo», señaló ayer a este periódico la concejala de Cultura, Ana Costa.