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«Todos los editores aspiramos a obtener unas garantías de supervivencia»

BARCELONA. CULTURA. JOSEP MASSOT I MUNTANER, DIRECTOR DE PUBLICACIONES DE LA ABADIA DE MONTSERRAT. | Carles Domènec

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Josep Massot i Muntaner (Palma de Mallorca, 1941) es un monje benedictino, historiador, ensayista y director de las publicaciones de la Abadía de Montserrat, tarea que lleva desempeñando desde el año 1971. Recientemente, el religioso ha visitado la isla para acudir a la presentación del libro que conmemora el 20º aniversario del nacimiento de la editorial Mediterrània-Eivissa, cuyo prólogo ha escrito.

-¿Cómo surgió su relación con la Editorial Mediterrània?
-En el año 1999 me pidieron que presentara un libro de Marià Torres, el actual conseller de Cultura, en el Espai Mallorca. Años más tarde, presenté un libro de Artur Parron y he continuado colaborando con ellos a través de la escritura de prólogos. Pero fue en esa primera presentación sobre un libro de cultura popular donde tuve

-¿Por qué le ofrecieron a usted escribir el prólogo?
-Por la relación que tengo desde hace tantos años con Miquel Costa. Siempre que he venido a Eivissa ha sido por temas relacionados con la editorial o con las instituciones de la isla. Además, hace algunos años, participé en unas jornadas de intercambio cultural que se llevaron a cabo entre Eivissa y Formentera, en las que se debatía sobre el legado de Verdaguer, entre otros temas de la cultura y la lengua catalanas.

-¿Qué valoración hace de estos veinte años, sobre todo teniendo en cuenta que dirige la editorial más antigua de Europa?
-Sería, incluso, la más antigua del mundo. Porque en esos tiempos... Europa era el centro de la civilización. Mediterrània es la única editorial que ha tenido continuidad durante todos estos años, tal y como se explica en el prólogo. Ha habido cuatro o cinco que surgieron y más tarde desaparecieron por distintas razones. En cualquier caso, hubo algunos casos puntuales, pero Mediterrània es la única que tiene una estructura sólida, con colecciones y libros dirigidos a públicos muy diversos.

-¿Qué opina del volúmen de obras que se publican anualmente en las Pitiüses?
-Para unas islas como Eivissa y Formentera, que tienen unas dimensiones reducidas, uno se sorprende porque la mayoría de la producción es de autores locales, lo que implica que existe una riqueza cultural muy interesante.

-¿Es complicado mantener una editorial en los tiempos que corren?
-Todos los que hacemos libros sabemos lo que cuesta. Como se dice por ahí, no es 'coser y cantar'. Sabemos que implica muchas horas de trabajo. Hace falta esa inversion de tiempo porque crees en lo que haces y, porque si no lo haces, las cosas no salen.
-¿Es más fácil editar un libro desde un sello tan emblemático como el de Montserrat que a través de una empresa pequeña?
-En Montserrat también cuesta (risas). Aquí recibimos tantas propuestas que no podemos decir que sí a todas. La diferencia es que en Mediterrània publican anualmente unos diez libros al año y nosotros superamos con creces el centenar.

-¿Qué futuro le pronostica a la Editorial Mediterrània?
-Espero que todas las personas que acudieron a la presentación del libro sigan apoyando a la empresa. A veces, los editores solemos bromear con que la gente sólo sale a la calle a comprar libros el día de Sant Jordi, pero no se acuerdan de eso el resto del año. Se trata de crear la conciencia de que este tipo de empresas culturales necesitan la ayuda de todo el mundo y que, si todo el mundo colabora, tanto escritores como público, tendrá su continuidad asegurada.

-¿El objetivo sería obtener una rentabilidad más sólida?
-Todos los editores aspiramos a obtener unas garantías de supervivencia. Tener un público fiel que te garantice un mínimo apoyo en lo que a número de lectores se refiere.

El camino de un sueño hecho realidad
El monje estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona. «Mi padre era médico pero tenía la casa llena de libros y es un mundo que siempre me interesó», rememora. «Cuando estudiaba en la universidad no tenía ni idea que acabaría siendo monje, ni que acabaría en Montserrat» asegura. Tras su llegada a la abadía fue requerido como ayudante en tareas de edición. «Tras diez años aquí [en Montserrat] me pidieron que pusiera en marcha una editorial que ya existía pero que, en esos momentos, tenía una vida bastante lánguida y me pidieron que le diera un nuevo impulso», recuerda con la misma ilusión de antaño.
A pesar de que en aquel momento residía en Alemania, el monje no dudó en regresar. «Me llamaron y me animaron a poner en marcha mi propuesta», relata, y añade orgulloso que: «Este año hará cuarenta años de eso. Soy el editor más antiguo del país, la persona que lleva más tiempo dirigiendo una editorial». Massot i Muntaner concluye su relato diciendo: «Si me lo hubieran dicho entonces, no me lo hubiera creído».

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