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El nuevo Espai Mallorca cuestiona el papel institucional en la cultura

El centro barcelonés empieza una segunda vida gestionado por sus propios usuarios

Un grupo de socios de la plataforma ciudadana Crits i Renou posó en el nuevo Espai Mallorca de Barcelona para este diario.

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Poco debía imaginar en el año 1998, el entonces conseller de Cultura del Consell de Mallorca, Damià Pons, ideólogo del Espai Mallorca, que la entidad llegaría a tener una segunda vida, autogestionada por los propios usuarios. «Ahora ya hemos empezado a nadar, después de tirarnos a la piscina, y ya es una cuestión de seguir o ahogarnos», comenta Toni Ferrari, vicepresidente de la asociación Crits i Renou, después de abrir por primera vez las persianas del nuevo local, alquilado al Ayuntamiento de Barcelona.

El nuevo espacio, situado en la concurrida Plaça Vicenç Martorell, a unos 100 metros de la parte alta de las Ramblas, consta en realidad de dos locales a pie de calle y separados por un portal que, con una pequeña reforma, podrían llegar a unirse. En el más pequeño se habilitará una librería especializada en literatura de las Islas.

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