La afluencia de turistas se ha disparado hasta un 68% en Menorca a lo largo del primer trimestre del año, con un registro de 42.984 visitantes, 17.409 más que en el mismo periodo que el año pasado. Los datos del Ibestat así lo confirman. Destacan también que marzo ha tenido un incremento del 73%, provocando un efecto inmediato sobre el mercado de trabajo. Si a esta información le sumamos, por ejemplo, las previsiones favorables de las aerolíneas que tienen previsto ofertar 88.000 plazas para conectar el aeropuerto de Menorca con seis ciudades francesas, tenemos ante nosotros la promesa de una temporada que será muy favorable para la maltrecha economía menorquina de servicios, según todos los indicadores. La temporada arrancará oficialmente este puente del mes de mayo y tendrá abiertos seis de cada diez hoteles de Menorca, es decir, el 60% de la planta hotelera abierta con una ocupación del 55% durante el mes. A esto habría que añadir el efecto colateral que convierte tradicionalmente el mes de mayo en el mejor mes para encontrar trabajo.
Una apertura progresiva que irá in crescendo pero que tampoco debe dar lugar a espejismos de ninguna clase porque el año pasado abrió exactamente en igual proporción (solo hay que ir a la hemeroteca del 3 de mayo de 2014) y al final, mayo resultó que tuvo una arrancada de caballo pero una parada de burro. Curiosamente también se puede releer hace un año una entrevista al conseller de Turisme del Govern Balear, Jaime Martínez, en las mismas paginas del diario Menorca, en la que afirma con rotundidad que se mantiene firme en su idea de no autorizar el uso turístico de pisos, ya que cree que resta calidad y no desestacionaliza. Este mes abril, el Govern ha aprobado un decreto que, de repente, desarrolla la Ley Turística y permite el alquiler turístico de casas entre medianeras, quedando excluidos únicamente los pisos y pasando de 5.000 viviendas a 10.000. Sentido común a empujones decía acertadamente el periodista Germà Ventayol el otro día y no le faltaba razón. En verdad, no es la fe lo que mueve montañas sino las urnas.
Lo que no resulta ningún espejismo ni un acto de fe es que, por tercer año consecutivo, una empresa hotelera menorquina se ha vuelto a situar entre las mejores 50 empresas de España para trabajar. Un doble mérito para Artiem Hotels que sigue siendo la única empresa del sector turístico incluida en este prestigioso ranking. Por cierto, ¿para cuándo unos premios del Turismo en Menorca que incentiven y estimulen a sus empresas a hacer las cosas mejor?