Es comúnmente aceptado que hoy en día la formación académica superior que se imparte en nuestras universidades a través de su amplia y variada oferta de grados, aunque puede llegar a ser de gran calidad, se muestra insuficiente para garantizar una adecuada inserción profesional en un mercado laboral cada día más competitivo y con unas necesidades formativas cada vez más específicas y dinámicas.
El seguimiento de estudios de postgrado deviene así en verdadera necesidad en el proceso de formación de los estudiantes de nivel superior, atendiendo a la finalidad de poder insertarse en puestos de trabajo en los que el nivel de exigencia y cualificación crece día a día.
Cursar un máster o un postgrado se convierte en muchos casos en un elemento diferenciador con respecto a otros candidatos a la hora de optar a un puesto de trabajo. Además del obvio incremento de conocimientos, procura una ampliación de la visión del estudiante hacia nuevos espacios que mejorarán su creatividad y le ayudarán a perfeccionar el desarrollo profesional científico, técnico y humanístico. Al mismo tiempo este tipo de iniciativas formativas permite ampliar los contactos personales y extender la red de relaciones con compañeros y profesores, seguramente todos ellos profesionales en activo, y asimismo aumentar los niveles de satisfacción personal e incrementar las posibilidades de promoción en la carrera profesional.
Me referiré, para ilustrar lo que digo con un ejemplo, al curso que vengo dirigiendo desde hace algunos años denominado “El experto universitario en marketing digital y community management” y en qué medida es útil a los alumnos que por él han pasado, proporcionándoles conocimientos y habilidades relacionadas con la planificación estratégica en el entorno digital como la función de la analítica web o la optimización de los motores de búsqueda, con el posicionamiento online y el diseño de campañas publicitarias digitales. También con la generación de contenidos unida a la gestión de las redes sociales, entre otras materias. Un conglomerado de enseñanzas especializadas que les está facilitando una más que favorable inserción en el mercado laboral en muy diversos ámbitos empresariales de la economía balear.
Todo ello resulta más revelador cuando comprobamos que en las más prestigiosas publicaciones americanas del sector que nos ocupa se viene elaborando “el Top de profesiones más demandadas de 2015”, resultando que a la cabeza de todas ellas las relacionadas con el entorno digital y más concretamente con el marketing digital y la gestión de redes sociales son las formaciones más requeridas por los empleadores, y esta tendencia se mantendrá invariablemente en la próxima década.
Muchos son al fin y al cabo los motivos que me llevan a creer firmemente en la necesidad de la formación especializada y continua a lo largo de nuestra vida profesional, pero querría destacar uno sobre el resto, el beneficio de la formación redunda no solo en la calidad profesional del trabajador sino que además procura unos mejores resultados societarios y corporativos y contribuye a una sociedad más productiva.