De vez en cuando, conviene revisar lo publicado sobre las grandes empresas que están destacando por su desarrollo durable, e intentar determinar de una manera resumida sus factores de éxito.
La élite de la élite, son los magos de las high-tec, Google, Facebook, Amazon, pero también aparecen viejas firmas que se han reinventado General Electric, Corning, BMW, Coca Cola, Unilever, LG, Kraft; otra como Samsung, destacada en los mercados emergentes, aprovechando las oportunidades de la globalización.
Se constata a través de sus trayectorias: dominio del arte de gestionar; elección del propio camino en cultura y tradición; obsesión por el talento y la formación; elitismo; gestión del vivero de empleados prometedores; experiencias aceleradas con líderes potenciales; obsesión compartida en invertir en sus capacidades máximas.
Todas se someten a cambios radicales para sobrevivir y en general buscan la eficiencia en la producción; han utilizado las innovaciones tecnológicas para ampliar sus redes, principal motor de crecimiento, situándose en el centro de una de ellas, con usuarios que están constantemente abriendo nuevas oportunidades para el crecimiento; acompañados de los vientos favorables de la globalización y de la regulación, que han adaptado a sus necesidades, actuando como barreras de entrada, creando cadenas de suministro que se extienden por todo el mundo.
Analizando las empresas que aparecen en la revista Fortune con más expectativas de vida, algunas con más de 200 años de antigüedad, aparecen cuatro factores clave: 1.- Sensibilidad con el entorno. 2.- Cohesión e identidad. 3.- Tolerancia y descentralización. 4.-Conservadurismo financiero.
En el curso de estas reflexiones resurge la consideración sobre el largo espacio de tiempo en que las economías del mundo occidental conviven con un crecimiento débil, por no hablar de estancamiento. Durante años, a título de ejemplo, se afirmó por si se pudiera falsear que una de la variables transversales pudiera ser la escasa aportación de las nuevas innovaciones en el crecimiento.
Ahora al ver la productividad y la producción de las grandes empresas, se ha puesto en evidencia el contraste con los resultados del conjunto de empresas que operan en el mercado. La distancia entre el grupo de cabeza y los rezagados está aumentando. Apuntamos tres consecuencias perniciosas. 1) No se transmite al conjunto de la unidad territorial, ya sea la economía mundial, continental o estatal, el éxito del grupo de cabeza. 2) El impulso de este grupo de cabeza no evoluciona proporcionalmente. 3) Los líderes actuales pueden ser el fracaso de mañana, por la falta de competencia.
Hacen falta iniciativas para mantener a las grandes empresas en estado de alerta y a las que les siguen facilitarles la oportunidad de crecer; por lo menos abriendo las áreas protegidas de la economía, especialmente los servicios.
En la actualidad, nuestras pymes conviven con una competencia ágil y amenazadora, los clientes les exigen mejores servicio sin aumentos de precios. Necesitarán sistemas de gestión para desarrollar una nueva estrategia que permita realzar las habilidades de su personal, desarrollar nuevos procesos, conseguir clientes fieles y finalmente obtener resultados financieros innovadores.
Los instrumentos presupuestarios de gestión deberán garantizar los recursos necesarios para cumplir con los objetivos estratégicos, con metas y medidas acompañadas de indicadores de futuro y palancas que nos lleven al camino del éxito.