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Son Vich de Superna: vinos de gran altura

Bodega Serra de Tramuntana | Youtube: Diego Rodríguez Capón

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Gabriel Sampol es el propietario de Sampol Ingeniería y Obras. Y de la bodega Son Vich de Superna. Gabriel es un apasionado del vino, que hace ya algunos años decidió plantar viñas en su refugio de fin de semana. Sampol, una empresa familiar convertida en multinacional, tiene garantizado su futuro con los cuatro hijos de Gabriel: Carmen, José Luis, Juan Carlos y Fernando, que comparten con su padre el gusto por los buenos vinos.

Son Vich de Superna es una possessió del municipio de Puigpunyent. Situada en el valle de Superna, entre Son Noguera, Sa Campaneta, Son Balaguer y los pueblos de Banyalbufar, Esporles y el propio Puigpunyent. Desde hace ya más de 35 años es propiedad de la familia Sampol. Es una finca atravesada por el torrente de Superna, que cuenta con unas 300 hectáreas de terreno repartidas entre montañas y el valle de Superna. Hoy, 8,5 hectáreas están plantadas de viñedo.

En 2006, Gabriel Sampol, empresario y propietario de la finca, tuvo claro que Son Vich de Superna era el lugar idóneo para producir un vino de calidad, de altura. Y se puso manos a la obra. Las condiciones climáticas y de altitud animaron a Sampol a plantar ull de llebre o tempranillo, una variedad que no se adapta a las cualidades del resto de Mallorca. En cambio, como el tiempo ha demostrado, es ideal para la finca de Son Vich de Superna por la humedad, la altura y la temperatura durante el periodo de maduración. Además, se plantaron diferentes tipos de cepas autóctonas.

Mallorca vivió un esplendor vitivinícola a finales del siglo XIX, pero la plaga de la filoxera diezmó la plantación de vid en la Islas. Desde finales del siglo XX, el cultivo del vino ha cobrado fuerza en la isla, aunque las cifras de hectáreas plantadas estan muy lejos de las registradas en el momento de máximo apogeo.

Gabriel Sampol y sus hijos -muy especialmente Fernando- tienen ahora el reto de rentabilizar como empresa la aventura vinícola.

“En 2006 decidimos plantar viña. Existía una gran plantación de manzanos y su producción era conocida por su intenso sabor. Tenían muy buena fama, pero la llegada masiva de fruta de fuera, estéticamente más apetecible y mucho más barata, provocó que decidiera acabar con la explotación. Durante un tiempo hubo pasto para las ovejas y, finalmente, en 2006 sembramos la viña. Me hacía ilusión plantar tempranillo y así lo hicimos porque las condiciones climáticas del valle son perfectas. El hecho de que las noches veraniegas sean frescas facilita la viabilidad. En zonas del Pla de Mallorca han intentado plantar esta variedad, pero el calor ha abortado todos los proyectos en este sentido”, explica Gabriel Sampol, que recuerda que antes de iniciar la siembra tuvieron que cerrar todo el perímetro de la finca con una rejilla para evitar la presencia de cabras, muy abundantes en la zona.

El enólogo y químico Diego Rodríguez Capón se incorporó a la bodega en 2012 y su contribución ha sido fundamental para obtener vinos de calidad y con personalidad. Nacido en Galicia, Diego Rodríguez pertenece a la quinta generación de enólogos de su familia. Gabriel Sampol tenía especial interés en que el enólogo de su bodega se dedicara en exclusiva a Son Vich de Superna y no fuera compartido con otros cellers.

La comercialización se ha iniciado en 2017, después de un largo periodo en el que nada ha sido fácil. De hecho, Gabriel Sampol ha viajado por diferentes zonas de larga tradición en la producción de vinos antes de que llegara el momento de poner el producto a la venta.

“El proyecto comenzó como una ilusión y ahora lo hemos de convertir en una empresa. Es lo más difícil. Si consideramos que comenzamos en 2006 es evidente que nos ha costado mucho tiempo y esfuerzo llegar hasta la comercialización. Hemos tenido que superar numerosas trabas”, explica Gabriel Sampol, mientras que su hijo Fernando apunta que, además de hacer un buen vino, es imprescindible profesionalizar todos los procesos y gestionarlos empresarialmente para dar viabilidad económica a la bodega.

Fernando muestra orgulloso las etiquetas de los vinos, empezando por los tintos en los que destaca el logo de la bodega. Es decir, la fachada de la possessió, muy sencilla pero a su vez elegante, frente a las modernas etiquetas del blanco Viognier, con su singular botella azul, donde destaca un coloreado caballito de mar; y la del Lágrima de Tramuntana, es decir el rosado, donde aparece una cabra tan propia de estos parajes. Es consciente de que disponer de buenos vinos es fundamental, pero a su vez el marketing no deja de adquirir relevancia y, por tanto, también hay que cuidarlo.

La bodega cuenta con una página web propia en la que, además de recibir todo tipo información, pueden adquirirse los vinos. Además, Gabriel Sampol pretende mejorar las instalaciones para buscar la eficiencia económica. Un edificio anexo a la bodega será habilitado para acoger una tienda en la planta baja, mientras que en el piso superior se ubicará un lugar de cata.

“El blanco y el rosado, como en verano hay mucha demanda, se venden muy bien. El problema es que hay poca producción por lo que a este ritmo antes de llegar a septiembre se habrá agotado. De hecho, es habitual en las bodegas locales quedarse sin blancos ni rosados en agosto, a veces incluso antes. Respecto al tinto, ahora es más complejo, ya que en verano baja la demanda y, además, es el que más producimos. Aun así, no podemos quejarnos de la excelente acogida que hemos tenido, incluso hemos recibido ya un premio por el Expresión”, asegura Fernando.

Gabriel Sampol está satisfecho y orgulloso de su vino. Y no lo puede ocultar. Habla con seguridad y deja entrever que su producto es especial. “Hacemos un vino diferente”, afirma. Convertirse en empresario del vino es fruto de su pasión por los vinos, de su amor por las viñas y de la convivencia semanal con una finca de montaña en pleno corazón de la Serra que adora. El reto es hacer un vino excelente, único y ello tiene poco que ver con la inversión y mucho con la implicación y el amor a la viña. En todo caso, hacer de Son Vich de Superna una empresa de prestigio y sin pérdidas es también una importante aspiración.

Y su hijo Fernando no duda en alabar la decisión de su padre, muy cuestionada en su día, de haber escogido la variedad tempranillo. “Lo más fácil era apostar solo por variedades autóctonas, ya que están más que contrastadas y obviamente funcionan bien. En cambio, hacemos el único 100% tempranillo de la isla. Todo ello sin descuidar, en absoluto, las variedades propias de aquí, ya desde el inicio plantamos algunas y la tendencia es hacerlo cada vez más y en mayor cantidad”, asegura.

Son Vich de Superna cuenta con el paraguas de la Indicación Geográfica Protegida Serra de Tramuntana-Costa Nord. La orografía del terreno de cultivo dificulta la mecanización en la recolección de la uva, lo que hace que las viñas siempre sean tratadas a mano y con mimo, al igual que se hace en el proceso de vendimia. En Son Vich de Superna solo se utilizan procesos naturales y productos de origen natural, siempre con el máximo respeto al medio.

PRODUCCIÓN. De momento, Son Vich de Superna comercializa tres vinos tintos de características muy diferentes. Expresión está elaborado 100% con tempranillo y se producen unas 45.000 botellas. Es un vino joven, pero con cuerpo, el cual ha obtenido un premio -el Tempranillo de plata- apenas unos meses antes de salir al mercado otorgado por la Federación Española de Asociaciones de Enólogos en 2016. Costers reposa 12 meses en barrica y 10 meses en botella. El Esencia, de viña biodinámica, tiene una producción de 2.000 botellas y reposa entre 9 y 12 meses en barrica.

El blanco Viognier está elaborado 100% con la variedad de su nombre y tiene una producción de 5.000 botellas.
Finalmente, del rosado Lágrima de Tramuntana, elaborado 100% con tempranillo, se comercializan unas 9.000 botellas.

La bodega está en constante evolución. La idea es comercializar, en un futuro, dos nuevos tintos de gama alta, de los que habrá una producción máxima de 1.000 botellas.

Son Vich de Superna cuenta con el manto negro registrado a mayor altura del mundo. Y está planeado plantar cepas de gorgollassa a unos 600 metros de altura. Es un proyecto a largo plazo, pero en el que tanto el enólogo como la familia Sampol han depositado grandes esperanzas.

Sampol Ingeniería y Obras se caracteriza por la constante innovación y por una importante apuesta económico por el I+D+i. En este sentido, Diego Rodríguez desarrolla de forma constante proyectos de investigación. “En mi vida, siempre me ha gustado experimentar, investigar”, afirma Gabriel Sampol.

Son Vich de Superna es la única bodega de Mallorca inscrita en el Centro de Investigación, Estudio, Salvaguarda, Coordinación y Valorización de la Viticultura de Montaña (CERVIM). Gabriel Sampol tiene claro que el vino de Son Vich de Superna tiene el valor añadido que supone encontrarse en la Serra de Tramuntana. De hecho, solo hay cuatro zonas de producción vinícola en el mundo catalogadas como Patrimonio Mundial por la Unesco.

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