El Cercle d'Economia de Mallorca conmemoró el pasado 23 de julio su 25 aniversario en una emotiva gala celebrada en el Castell de Bellver. José Maria Vicens, médico y doctor en Medicina, es el presidente del Cercle. Asegura que es “un gran orgullo poder vivir experiencias fantásticas, tanto individuales como colectivas, y contar con gente de primer nivel en los actos y conferencias que realiza el Cercle”.
¿Qué es exactamente el Cercle d'Economia?
El Cercle es una entidad sin ánimo de lucro que comenzó hace 25 años con la necesidad de articular una parte de la sociedad civil en dos misiones principales: contribuir en el bienestar de la economía de esta sociedad y asegurar el bienestar de las personas que viven aquí.
Vuestro lema dice así: “Comprometidos y sin compromisos”. ¿Comprometidos con quién? ¿Y con qué objetivo?
Estamos comprometidos con la sociedad balear y estamos aquí porque queremos Mallorca y deseamos que prospere y tenga bienestar. Este aniversario era muy importante por dos razones: celebramos la fiesta, pero también miramos hacia el futuro y tenemos que hacer una renovación de este compromiso. Tenemos que seguir aportando ideas, propuestas y conocimiento a esta sociedad.
Usted cuando habla, no puede negar que es médico. ¿Es raro que un médico sea presidente del Cercle?
Los médicos tenemos una cosa en común: una vocación dedicada al bienestar de las personas. Mayoritariamente a nivel individual, pero también podemos ayudar de manera global. Nuestro trabajo consiste en hacer un diagnóstico para poder hacer un buen tratamiento, sea quirúrgico o sea médico, y después una rehabilitación. Por tanto mi profesión está ligada al Cercle de alguna manera. Las dos visiones son complementarias.
Durante estos 25 años, Balears no parece que avance. Al contrario, parece que va hacia atrás. ¿Cómo ve esto?
Tenemos que ver todo en conjunto. Aquí, en Balears, desde el año 85, el PIB per cápita ha disminuido y además de una manera muy importante. Se tiene que hacer un diagnóstico de lo que ha pasado. El PIB per cápita está formado por un numerador que es el PIB que nosotros generamos y un denominador que es la población. Averiguar qué influencia tiene el denominador o qué influencia tiene el numerador no es tan fácil, ni todo el mundo está de acuerdo. Hacer un diagnóstico de la situación es complicado y no podemos tener margen de error.
Por ejemplo, si a una persona le decimos que tiene un cáncer y en verdad no tiene, le estamos generando una inquietud y un malestar que no hace falta. De otra manera, si te digo que estás bien, y que puedes ir tranquilo por la calle, pero no soy capaz de diagnosticar que tienes un pequeño problema en el hígado, pues me he equivocado también.
Entonces, ¿cúal es el diagnóstico que hace de Balears?
Mallorca no tiene un cáncer. Sin embargo, está claro que su salud no está bien. Hay que estar pendiente de su salud tanto física como anímica. Nuestra línea de trabajo se basa en reunir a toda una serie de entidades y personas para analizar los síntomas que afectan al malestar de Balears y de ahí poder comenzar a hablar de cosas concretas. Aglutinamos fuerzas, polinizamos conocimientos y debatimos las cosas. Hay diversos síntomas, no solo uno. No podemos hacer un diagnóstico teniendo en cuenta un único término. Por eso organizamos reuniones que cuenten con diferentes especialistas para pensar y repensar.
Balears es un monocultivo turístico. ¿Debemos diversificar o, por el contrario, ahondar en lo que hacemos bien?
Nosotros hemos vivido del turismo desde el año 50 hasta ahora. Sin embargo, desde al año 90 tenemos síntomas de un gran estrés social. Hay concentraciones, gente quejándose, caras saturadas que simbolizan este estrés. Balears está sometida a un estrés evidente, producto del turismo y este crecimiento tan claro de la población. El turismo es fundamental, pero tenemos que saber qué tipo de turismo. Es evidente que en las Islas no tenemos recursos ilimitados: el agua, la energía, los coches, las infraestructuras… Por lo tanto tenemos que saber si esta cantidad de turistas que viene nos están dando problemas. Seguramente estemos ante una situación donde hay que replantearse el modelo de turismo. Tenemos que hacer posible que el turismo tenga indicadores de desarrollo sostenible.
¿Cómo puede afectar la posible salida de Reino Unido a Balears?
Prevemos que el brexit puede tener un impacto, pero no tan grande en Balears como se espera. La gente británica viene aquí porque se siente atraída por la isla y creo que seguirán viniendo. El problema fundamental del brexit es que se va un pilar fundamental de Europa y se produce una erosión del proyecto europeo y eso puede producir cambios e inquietudes. Eso es lo que me tiene a mí mas preocupado. Esa unidad europea frente a las amenazas de otras potencias como pueden ser Estados Unidos o Rusia o China hace que se necesite una Europa fuerte y cohesionada.
¿Y la quiebra de Thomas Cook?
Ha tenido un gran impacto en la sociedad y en la economía insular. Nos recuerda, como advertimos en “Repensar”, que somos un territorio frágil, vulnerable y dependiente. Nos ganamos el sustento en pacífica competición con otros destinos, pero el “hecho insular” necesita las mejores conexiones físicas y tecnológicas con el continente. Hoy las comunicaciones y el turismo son globales, las tecnologías son casi mágicas y nos desbordan. Reservamos el transporte y el alojamiento por el móvil. Como afirmó Carmen Riu, puede ser una oportunidad para reflexionar y ver lo que quieren y demandan nuestros consumidores, es decir, nuestros nuevos turistas.
¿Veremos a corto plazo un descenso del precio de los alquileres?
El tema de la vivienda depende de muchas cosas, principalmente de la oferta y de la demanda. Existen muchas cuestiones por resolver, no es un tema unifactorial. ¿Tiene impacto o no el turismo de alquiler sobre el precio de las viviendas? ¿Qué es lo que quiere sacar el propietario de este patrimonio? Es un tema que no solo tiene relación con los agentes públicos, es la propia sociedad la que está generando esta oferta y esta demanda. Además, han venido 320.000 personas en un periodo de tiempo muy corto y tenemos una ecuación que no cuadra: salarios bajos y viviendas caras. Si tuviéramos salarios más altos, el problema no tendría la misma magnitud.