Gabriel Abraham, vicepresidente de Hipotels, considera que la temporada no ha sido buena. Hipotels fue una de las cadenas hoteleras más afectadas por la quiebra de Thomas Cook, ya que dejó una elevada deuda por impagos desde el mes de junio. “La temporada iba bien, un poco más floja que el año pasado, pero dentro de lo que habíamos previsto. En algún momento puntual tuvimos que hacer ofertas puntuales, pero iba bien. Sin embargo, la caída de Thomas Cook hizo que fuera mal. No ha sido una buena temporada y los resultados no han sido los esperados”, indica.
En Hipotels apuestan por la propiedad de los hoteles y siguen una política de reposicionamiento de sus establecimientos, que han reformado de forma paulatina. “Aunque hemos tenido alguna oportunidad, siempre hemos apostado por la propiedad”. Según comenta Abraham, “damos prioridad a las reformas antes que al crecimiento”. Este próximo invierno llevarán a cabo la segunda fase de la remodelación del Club Mediterráneo de sa Coma.
Preguntado por si están arrepentidos de haber firmado el convenio de hostelería responde: “Sí y no. Somos conscientes de que en el momento en que se firmó no era el actual, pero nuestro presidente reconoció que la vida en Mallorca era cara y que el trabajador necesitaba una ayuda. Fuimos de los que apostamos por este convenio y estamos contentos y orgullosos de que el personal esté mejor”.
La disposición adicional cuarta de la Ley del Turismo permitió, según Abraham, “hacer los hoteles más competitivos”. Es por ello que opina que sería “muy conveniente” que se volviera a implantar “si no la misma norma, algo similar”. Asimismo, indica que la formación específica de los trabajadores es un problema y reivindica centros de formación en hostelería en la zona del Llevant. “Internamente procuramos hacer cursos y ayudar al personal, pero estaría bien que el Govern apostara por esta zona”, pone de manifiesto.
La masificación es otro de los problemas que ha emergido en los últimos años. “Claro que preocupa”, indica el vicepresidente de Hipotels. “Por eso otra disposición adicional cuarta nos ayudaría a seleccionar mejor al cliente”, señala, añadiendo que “por suerte, la turismofobia de momento no ha llegado a Cala Millor”.
En cuanto a la turoperación, considera que es necesaria todavía y que está muy arraigada, aunque ve necesario trabajar para que no sea tan importante. “La turoperación es difícil de quitar, pero el deber el hotelero es trabajar cada vez más en OTA y venta directa. De todos modos, quitar la turoperación tradicional costará”, concluyó.