Esta semana hemos dado a conocer en Balears la Guía para Pymes ante los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Un manual práctico y de fácil consulta entre cuyos objetivos están el de sensibilizar a las pymes en materia de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), guiarlas para que contribuyan a la Agenda 2030 aprobada por la ONU y ayudarlas a generar alianzas vinculadas a estos objetivos. Una guía que ha sido editada por la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME), el Consejo General de Economistas de España y la Red Española del Pacto Mundial de las Naciones Unidas.
Vaya por delante mi agradecimiento personal a los más altos representantes de estas tres instituciones por responder a la invitación de estar presentes en Palma por este motivo. Por acompañarnos y por ayudar a las miles de pymes a las que CAEB representa a aterrizar conceptos que, aun pareciendo intangibles, son el camino por el que debe avanzar nuestro progreso económico y social con el objetivo de hacer sostenible lo rentable y rentable lo sostenible. Esta frase, pronunciada por el presidente de CEPYME, encierra la esencia de la transición que debemos acometer en esta ‘década para la acción' que culminará en 2030.
La Agenda 2030 supone un reto y el marco idóneo para implementar cambios concretos hacia un desarrollo sostenible e inclusivo que debería ser el objetivo de la economía del siglo XXI. Y las pymes deben implicarse, pero no solo por motivos éticos, sino también como una oportunidad de negocio. La sostenibilidad debe ser una parte vertebral en las estrategias de negocio de las pymes también por las oportunidades que la Agenda 2030 y los ODS pueden reportarles en cuanto a reducción de costes y de la factura fiscal, mejora de la reputación, acceso a nuevos mercados y a una mejor financiación... Alinearse con la Agenda 2030 y los ODS es fuente de competitividad.
La transición hacia una economía circular en todos los sectores e industrias podría generar un beneficio económico neto de 1,8 billones de euros y más de un millón de nuevos puestos de trabajo en toda la UE de aquí a 2030. Y, también, la mejora de la formación se configura hoy en día como un elemento estratégico para la creación de empleos de calidad.
Por ello, es necesario que la legislación en materia de sostenibilidad proporcione un marco adecuado para el cambio de una economía tradicional a una más sostenible medioambientalmente y más circular. Un cambio que no puede ser ajeno al mundo real sino que debe adaptarse a las empresas y, en particular, a las pymes. Porque las pequeñas y medianas empresas, las microempresas y los autónomos conforman el 99,9% de esa realidad que vertebra nuestra sociedad y la cohesiona. Por eso, al legislar, no podemos dejar a las pymes de lado.
El desarrollo sostenible debe ser una labor colectiva en la que ni las empresas, ni los gobiernos, ni la sociedad civil debemos de trabajar de forma separada. Los ODS son una meta común a la que debemos avanzar desde la colaboración público privada y su cumplimiento no debe recaer exclusivamente sobre las espaldas de las empresas y de los ciudadanos. Sector público y privado hemos de ir de la mano y avanzar de forma conjunta con este horizonte. Si lo hacemos juntos, podremos transformar este mundo en un lugar mejor, más próspero y más sostenible. Un lugar en el que nuestros hijos puedan disfrutar viviendo en un entorno más digno y más justo.