El Govern de la presidenta Francina Armengol y el multiconseller Iago Negueruela pretende variar el modelo turístico de Balears, introducir la circularidad en las empresas y avanzar de forma clara y decidida hacia la sostenibilidad.
No saben que una normativa pionera, casi revolucionaria en materia de sostenibilidad, tendente al turismo regenerativo y la circularidad, no se construye desde el consenso, sino desde la responsabilidad. No puede obviarse que después de dos años de pandemia no es el mejor momento para obligar a nadie a realizar cuantiosas inversiones. La inmensa mayoría de los hoteleros es consciente de que el turismo del futuro inmediato ha de hacer una apuesta clara por la sostenibillidad y la circularidad. En esta línea, precisamente, van la reforma del hotel Gran Meliá de Menorca, que será el primer hotel con huella de carbono casi cero, y la construcción del flamante HM Palma Blanc, que entre otras medidas reutilizará las aguas grises procedentes de las duchas y los lavabos para el uso de las cisternas. Marcan el camino del nuevo turismo y no ha habido imposición alguna, ni ley, sino responsabilidad.
Desde el Ejecutivo pueden olvidarse de las declaraciones grandilocuentes y reconocer sin tapujos que solo darán un pequeño gran paso, que no es poco. Por cierto, Negueruela y compañía deberían saber que mucho peor que las filtraciones es el oscurantismo. Y la falta de transparencia aderezada con una dosis de premura porque llega Fitur es fatal.
La nueva Ley de Turismo, que de eso se trata, y no de una reforma de la actual, es un avance importante, aunque no supone un cambio sustancial. En la hostelería, como en todos los sectores, el bienestar de los trabajadores depende en gran medida del salario y de la capacidad de compra que otorga. También depende de la gestión de los recursos humanos de cada empresa, del estilo de liderazgo y del ambiente laboral. En todo caso, que la totalidad de las camas sean elevables es un paso de gran importancia para las camareras de pisos. Hoy, como saben, la totalidad de las camas han de tener ruedas para facilitar su trabajo, pero no estaría de más que se incrementara el número de inspectores para comprobar cuántas se encuentran enquistadas. Negueruela sostiene que son cientos las calderas de fueloil que deberán cambiarse de forma obligada para reducir la contaminación y, de paso, mejorar la cuenta de resultados de la empresa en el medio plazo. Eso sí, como para los mecanismos para elevar las camas, los hoteleros recibirán fondos europeos, que como sabe todo el mundo, están pensados para transformar.
El Govern mantiene que informó a los hoteleros de la nueva ley y los empresarios argumentan que no conocían la letra pequeña. La realidad es que la contraposición de afirmaciones deja a alguien en evidencia. O Armengol y Negueruela mienten o lo hacen Maria Frontera y su inseparable María José Aguiló. En todo caso, sí parece evidente que los grandes hoteleros, los mismos que no hace tanto casi redactaban las leyes turísticas, sí sabían de qué iba la cuestión y que sí fueron informados con detalle del contenido de la nueva norma. De hecho, Gabriel Escarrer, Carmen Riu y Abel Matutes estuvieron en la presentación de la ley el pasado lunes en Madrid. No me puedo imaginar que los grandes estuvieran presentes en la presentación sin saber qué decía la ley con todo detalle. No son tan ilusos. En cambio, Frontera sí acudió a la fastuosa presentación sin conocer los detalles de la norma. O eso dice. Parece ser que la ley ha provocado también un tsunami en Més per Mallorca y Podemos. Antònia Jover, la experimentada lideresa de los morados, y Lluís Apesteguía, flamante coordinador y candidato de los nacionalistas, nada sabían de la ley. Y claro, utilizan el sentido común para pensar que sus consellers Mae de la Concha (Podemos) y Miquel Mir (Més per Mallorca) acudieron a la presentación de una ley que conocían. No pasaron muchas horas antes de que Jover y Apesteguía se dieran cuenta de que es posible que sus consellers supieran más bien poco y fueran a Madrid para poco más que ejercer de figurantes. En fin...
Escarrer, que dio estopa casi con grosería a Pedro Sánchez en la jornada de Exceltur, se deshizo en elogios a Armengol. Los más enfadados, curiosamente, son muchos hoteleros que aún no saben casi nada de la nueva ley. No entienden las palabras del primer ejecutivo de Meliá y están disgustados con la pleitesía de la Federación Hotelera al Govern. No entienden que Frontera, su vicepresidenta y su junta directiva al completo no hayan realizado una comparecencia pública conjunta explicando, si realmente es así, que poco o nada saben de la ley y que jamás estarán de acuerdo con una norma que obliga a unas inversiones cuantiosas después de dos años de pandemia en los que más de uno ha tenido cerrados sus establecimientos. Los más belicosos recuerdan con añoranza los tiempos de Inmaculada Benito. Entonces, la Federación Hotelera era respetada y temida. Hoy ya no. Sea como sea, tan descolocados como los hoteleros quedaron los populares, que por norma se oponen a cualquier iniciativa del Govern. Quedaron patidifusos cuando supieron que Escarrer, entre otros, había loado a Armengol. Pecaron de prudentes y Marga Prohens, siempre tan inocente, se limitó a catalogar la ley de fantasma, mientras que Jaime Martínez, otrora referente del sector, continuaba centrado en Palma. En cambio, el ultraderechista Jorge Campos (Vox) no defraudó a los suyos y criticó con dureza al Govern, al tiempo que defendía al hotelero mallorquín de toda la vida. ¡Qué cosas!
Ah, por cierto, el lunes habrá novedades, puesto que hay cumbre de la Federación Hotelera. Menos mal que ya han pasado algunos días y los ánimos no están tan caldeados.