Los usamos cada día, a todas horas. En mensajes, en redes, en correos y hasta en el trabajo. Pero aunque parezcan universales, los emojis no significan lo mismo para todos. Mucho menos entre generaciones.
Puede que para ti el puño cerrado con el dedo pulsar hacia arriba signifique simplemente «ok», pero si se lo mandas a alguien de 17 años, es probable que lo reciba como un corte pasivo-agresivo. Bienvenidos al nuevo idioma emoji, donde lo que ves no siempre es lo que significa.
Las generaciones Z (1995-2010) y Alfa (2010 en adelante) están reinventando el uso de los emojis, transformándolos en expresiones de ironía, códigos secretos y emociones reinterpretadas. Esta transformación ha llegado también a las plataformas. La serie Adolescencia de Netflix muestra cómo algunos jóvenes usan emojis para expresar ideas vinculadas a comunidades radicalizadas como la manosfera. Lo que para muchos es solo una carita más, para otros es parte de un lenguaje cifrado. Tanto, que en Reino Unido ya proponen incluir la serie en institutos como herramienta educativa.
Y esto no ha hecho más que empezar. Gracias a la inteligencia artificial, pronto podremos crear nuestros propios emojis personalizados. La idea de un «diccionario emocional digital» único para cada persona está en el aire. Emojipedia, la fuente global más fiable sobre emojis, ya recoge muchos de estos cambios de uso y su evolución generacional.
Una de las últimas tendencias entre los más jóvenes es usar emojis sin texto, como si fueran frases visuales. Tres símbolos pueden contar una historia entera. Incluso hay quienes los usan para responder a todo: desde un «te quiero» hasta un «me estoy riendo, pero me da vergüenza admitirlo».
Y lo más curioso es que, entre ellos, se entienden perfectamente. El lenguaje emoji no solo ha cambiado: ahora vuela por libre.