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Masacre en el metro de Moscú

38 muertos en un ataque suicida que el Kremlin atribuye a islamistas del Cáucaso

Los cadáveres de varias víctimas en la estacion de metro de Park Kultury en Moscú. | Efe - ANATOLY KAIZER

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El terrorismo caucásico volvió a golpear ayer a Rusia con dos salvajes atentados con bomba perpetrados por mujeres suicidas conocidas como «viudas negras» en el metro de Moscú, que según los últimos partes causaron 38 muertos y 72 heridos. «Según los datos preliminares, los atentados fueron cometidos por grupos terroristas que tienen relación con el Cáucaso Norte. Esta es la versión principal», señaló Alexandr Bórtnikov, jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB).
El jefe de los servicios secretos afirmó que «en el lugar de las explosiones se encontraron fragmentos de los cuerpos de dos mujeres suicidas». El Servicio Federal de Seguridad ruso, cuya sede se encuentra junto a la estación Lubyanka, consideró ese doble ataque como una respuesta a la eliminación en los últimos meses de varios cabecillas de la guerrilla separatista islámica en el Cáucaso.
El atentado suicida, el primero en Moscú desde 2004, obligó al Gobierno a volver a imponer rigurosas medidas de seguridad en los aeropuertos, estaciones de ferrocarril y el transporte por toda Rusia, mientras en Moscú las autoridades movilizaron a casi un millar de militares para patrullar las calles y líneas de metro. Los ataques, en los que se utilizó ciclonita, explosivo preferido por la guerrilla separatista chechena, ocurrieron en hora punta cuando el metro de Moscú llevaba a varios millones de personas a sus lugares de trabajo.
Pánico
Las explosiones se produjeron con menos de una hora de diferencia en las céntricas estaciones de metro Lubyanka y Park Kultury, ambas de la llamada línea roja del metropolitano, la más antigua y una de las más concurridas, y sembraron el pánico entre los pasajeros.
Tras las detonaciones, los accesos a la línea roja entre esas dos estaciones fueron cerrados y no volvieron a abrirse hasta más de ocho horas más tarde, cuando empezaron a circular los trenes. El FSB afirmó que los trenes dinamitados estaban dotados de cámaras de seguridad, lo que permitió captar imágenes de ambas suicidas y, por extensión, las de otras dos mujeres de aspecto eslavo que las habían acompañado hasta la entrada al metro.
Ese tipo de kamikazes, que han golpeado ya en otras ocasiones la capital rusa con atentados con bomba, son conocidas como «viudas negras» porque visten ropa de luto y suelen ser esposas de guerrilleros islámicos abatidos por los servicios secretos. Según expertos, las explosiones ocurrieron cuando los vagones se encontraban en las estaciones con las puertas abiertas, lo que restó potencia a las detonaciones y salvó muchas vidas.

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