Las Fuerzas Armadas de Colombia rescataron hoy a tres policías, entre ellos un general, que llevaban doce años secuestrados por la FARC en las selvas del sur del país, donde buscan a un cuarto rehén al que perdieron la pista durante el sorpresivo operativo.
En la denominada «Operación Camaleón» recobraron la libertad el general Luis Herlindio Mendieta, el coronel Enrique Murillo y el sargento Arbey Delgado, todos secuestrados desde 1998 y miembros de la Policía Nacional.
Las dos primeras liberaciones fueron dadas a conocer por el presidente Alvaro Uribe, quien confirmó que Mendieta y Murillo estaban «sanos y salvos».
Uribe detalló que la operación se desarrolló en el Guaviare, en el mismo departamento donde, en julio de 2008, fueron rescatados quince rehenes, entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y tres estadounidenses mediante un plan militar dominado «Jaque».
El tercer rescate, el del sargento Delgado, fue confirmado a través de radios locales por su madre, Ruth Amelia Argote.
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El ministro de Defensa, Gabriel Silva, que se abstuvo de dar detalles precisos para evitar que las FARC tomen ventaja en el conflicto que se libra en Colombia, explicó después que si bien había sido un éxito la operación, las Fuerzas Armadas buscan a un cuarto secuestrado en el lugar.
Se trata del capitán de la Policía William Donato Gómez quien, según los testimonios de sus compañeros rescatados, lo vieron huir.
«Tenemos información de que se encontraba bien y que estaba escapando para huir de la zona donde estaba ocurriendo la operación, tenemos la esperanza de que esté escondido y lo encontraremos en las próximas horas», dijo el ministro Silva, quien remarcó la «perfección» de la misión porque no hubo «riesgo para la vida de los secuestrados y sin bajas» entre las fuerzas militares.
Según Silva, fue «una operación totalmente colombiana, por tropas e inteligencia colombianas. Hombres de las fuerzas especiales que durante semanas se arrastraron por las selvas para llegar allí y dar este golpe contra el narcoterrorismo de las FARC».
Precisó que las liberaciones se realizaron al «sureste de Calamar, una zona selvática donde nace el río Inírida», en plena selva y feudo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Silva también dejó claro que se trató de un operativo liderado por el propio presidente Uribe, que se dio tras seis meses de trabajos de inteligencia en los que participaron 300 agentes de las fuerzas especiales.
Los rescates se produjeron a una semana de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, lo que llevó a los aspirantes, Juan Manuel Santos y Antanas Mockus, a felicitar a Uribe y reiterar que, de ganar, no facilitarán un intercambio de secuestrados por guerrilleros presos, la mayor exigencia de las FARC.
«Vamos a perseverar en los rescates militares y en presionar a las FARC. No descansaremos hasta que no haya ningún secuestrado más en Colombia», prometió Santos; en tanto Mockus felicitó al Ejército y reiteró su posición contraria a dialogar con la banda armada.
Por su lado, los familiares de los rescatados, quienes pese a encontrar la libertad pasarán la noche todavía en la selva custodiados por 300 policías y militares al no haber podido viajar a Bogotá por las dificultades climatológicas, recibieron la noticia entre felicidad y sorpresa.
«Dios escuchó mis oraciones», dijo María Teresa Mendieta, esposa del general Mendieta.
En el seno de la familia del coronel Murillo, su rescate fue recibido con un «llanto de felicidad», explicó su hijo de once años, Leonardo Murillo.
Entre tanto, la senadora Piedad Córdoba, mediadora con las FARC, subrayó la felicidad compartida con las familias de los liberados al verlos «vivos y libres».
El general Mendieta y el coronel Murillo fueron secuestrados en 1998 durante la espectacular toma guerrillera de Mitú, capital del departamento del Vaupés, fronterizo con Brasil; mientras que el sargento Delgado fue capturado ese mismo año en una base de la Policía Antinarcóticos del Guaviare.