El Gobierno chileno detalló ayer cómo se llevará a cabo la fase final del rescate de los 33 mineros atrapados en una mina el norte del país desde el pasado día 5 de agosto, y anunció que dos socorristas bajarán hasta donde están los trabajadores para organizar la subida a la superficie en cápsulas.
Los ministros de Minería, Laurence Golborne; y de Salud, Jaime Mañalich, se desplazaron ayer a la mina San José para planificar con los equipos de rescate la última fase del operativo de salvamento y las atenciones médicas que recibirán los mineros tan pronto salgan del yacimiento.
Mañalich explicó a los periodistas que descenderán a la mina un socorrista minero y otro médico, especialistas en tareas de rescate, «para asistir a los mineros en su ingreso a la cápsula», especificó.
Jaulas
La Armada fabricará tres jaulas para el rescate, que han sido bautizadas con el nombre de Fénix, y la primera de las cuales se prevé que llegue hoy a la mina.
El ministro de Minería explicó que las cápsulas están equipadas con un arnés para sujetar a los mineros, un tubo con oxígeno y un micrófono y altavoces para mantener la comunicación con el exterior durante el rescate.
Pese a que en un primer momento se dijo que el rescate de cada uno de los mineros podría prolongarse hora y media, las autoridades aseguraron hoy que serán unos veinte minutos.
Una vez fuera de la mina, los obreros serán examinados inmediatamente por un grupo de médicos antes de ser trasladados al hospital de campaña que está instalado en las inmediaciones del yacimiento.
Cuando estén estabilizados, los mineros viajarán en helicóptero al hospital de Copiapó, y si alguno requiere algún tratamiento más complejo será llevado a Santiago.
El ministro de Salud chileno, Jaime Mañalich, dijo ayer que dos familiares de cada minero podrán visitarlos brevemente mientras permanezcan en el hospital de campaña.
En cuanto a las labores de rescate, la máquina T-130, encargada del «Plan B», alcanzó los 175 metros en el ensanchamiento del conducto de 632 metros que excavó con éxito en la primera etapa de su tarea.
La perforadora Strata 950, encargada del «Plan A», llegó a 442 metros de profundidad de un total de 702 que debe avanzar para después ensanchar el conducto, y la máquina petrolera RIG 421, el «Plan C», la única que cava directamente un conducto de 66 centímetros de diámetro, estaba durante el día de ayer en 62 metros de profundidad.