El Gobierno de Ecuador ha anunciado a través de su cuenta de Twitter que decreta el estado de excepción en el país en respuesta a los disturbios registrados este jueves y que, según el presidente Rafael Correa, se deben a un «intento de golpe de Estado por parte de la oposición. Asimismo, el mandatario ha precisado que la sublevación de los policías y los militares es «una conspiración que se ha venido preparando desde hace tiempo».
«Es inadmisible que los llamados a mantener el orden público sean los que lancen bombas lacrimógenas a su presidente», ha señalado en sus primeras declaraciones públicas desde un hospital militar donde se encuentra tras haber sido agredido por los policías que se manifiestan contra su Gobierno. Según dijo, se encuentra «prácticamente secuestrado». El jefe del Comando de las Fuerzas Armadas de Ecuador, Ernesto González, ya ha expresado su apoyo a Correa y ha asegurado que los militares están «subordinados» a su autoridades, en medio de protestas de uniformados que han provocado el caos en las principales ciudades.
Correa ha hecho un «llamamiento a la calma» a los ciudadanos y ha asegurado que está dispuesto a perder su vida, porque después de él «vendrá miles de correas más» y «miles de revolucionarios». El mandatario resultó herido después de que los manifestantes lanzasen bombas lacrimógenas y aparentemente ha recibido varios golpes con botellas.
«Esto es una conspiración, que nadie se engañe, y no van a lograr absolutamente nada, porque tengo el apoyo de la mayoría nacional», afirmó el jefe de Estado ecuatoriano en una entrevista a una radio local.
Correa acusó a los partidos de la oposición de promover estos hechos violentos ante sus fracasos en los últimos comicios que han tenido lugar en Ecuador. «Los que no pueden ganar en las urnas, conspiran, conspiran, conspiran, y son unos irresponsables criminales y Dios no quiera que haya muertos», dijo el mandatario.
El presidente de Ecuador ha instado a los policías que iniciaron este jueves una manifestación en todo el país a que le maten «si quieren» y aclaró que «no dará un paso atrás» a la Ley de Servicio Público. Estas declaraciones las hizo Correa desde una de las ventanas del Regimiento número 1 de la Policía, en Quito, poco antes de que tuviese que abandonar el lugar en medio de gases lacrimógenos que fueron arrojados por algunos de los 800 oficiales que se encontraban en el exterior del edificio.
La visita de Correa a la sede policial tenía como principal objetivo entablar un diálogo con los uniformados pero no logró transmitir su mensaje, debido a los altercados que se produjeron mientras se encontraba en el lugar.
«Señores si quieren matar al presidente aquí está, `mátenlo!, si les da la gana, `mátenlo si tienen valor! Pero seguiremos con una sola política de justicia y dignidad», expresó el mandatario, en medio de gritos, consignas y hasta insultos de los policías que exigían dar marcha atrás a Ley de Servicio Público aprobada por la Asamblea Nacional.
Correa defendió esta normativa que busca homologar los sueldos de todos los funcionarios públicos restando, en algunos casos, ciertas bonificaciones que serían compensadas con un mejor salario. «Estamos haciendo justicia, estamos aumentando los sueldos, mejorando condiciones de trabajo, mejorando niveles de vida», insistió.
El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) se reunirá este jueves a las 14.30 hora de Washington (20.30 hora peninsular en España) para analizar la situación de tensión generada en Ecuador.
Por su parte, efectivos de la Policía Nacional que forman parte de la Escolta Legislativa han tomado las instalaciones de la Asamblea Nacional e impiden la entrada de los parlamentarios, aduciendo que se han sumado a la protesta y rebelión de sus compañeros. Además, los policías han insultado a los parlamentarios por haber aprobado la Ley de Servidores Públicos.
Al analizar este panorama, Correa dijo sentirse «traicionado» por los uniformados, «cuando este Gobierno ha subido cuatro veces el sueldo» a los funcionarios. Asimsimo, no ha descartado hacer una «depuración» de la Policía, al considerar «inadmisible que los llamados a mantener el orden público sean los que lancen bombas lacrimógenas a su propio presidente, a sus propios ciudadanos».
Para Correa esta es una «situación terrible, totalmente injustificada pero que va más allá de un simple reclamo: es una conspiración que ha venido preparándose desde hace tiempo», y aseveró que «prefiere estar muerto que perder la vida, y perder la vida es claudicar a mis principios».
Los militares toman la base aérea de Quito
Soldados ecuatorianos han tomado la Base Aérea de Quito y han ocupado el hangar donde se encuentra el avión presidencial para impedir su salida. Asimismo, el hangar donde se encuentra el helicóptero presidencial también ha sido bloqueado. La intención de los manifestantes es no permitir la salida del presidente.
Las operaciones en el aeropuerto internacional de Quito están suspendidas desde las 9:30 horas (16.30 horas en la España peninsular) después de que efectivos de las Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) llegaran hasta las instalaciones e interrumpieran la actividad. Según explicó el presidente de Quiport, Philippe Baril, los soldados entraron «a través de las puertas de la FAE, que ellos controlan, y tomaron la pista».
Según el responsable, ahora deberá ser Aviación Civil quien decida cuándo se retoman las operaciones. «Es la aviación civil la responsable, esperamos que esto se resuelva y darle al pasajero la comodidad y explicaciones necesarias para que ellos puedan tener la seguridad en el aeropuerto», dijo, citado por los medios locales.
España condena el «intento de golpe de Estado»
España «no tolerará ningún tipo o intento de golpe de Estado en Ecuador», ha advertido este jueves el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Angel Moratinos, nada más tener conocimiento de la revuelta policial que ha saltado en ese país.
El ministro ha tenido conocimiento de los hechos mientras comparecía esta tarde en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. A su término y tras hablar con el embajador de España en Quito, ha declarado a los medios de comunicación que «España condena cualquier intento de derrocar al Gobierno constituido, a la legalidad existente en Ecuador».
Por eso, ha indicado que España estará «muy encima» de la situación en Ecuador y movilizará todo su «arsenal diplomático europeo e internacional para que esta revuelta acabe» y la legalidad constitucional «siga estando vigente en Ecuador».
Según los datos del embajador español en Quito, parece que la legalidad constitucional «no está en peligro» a pesar de que ha calificado los hechos como unas «revueltas graves y serias» por parte de la policía del país, ha relatado el ministro.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha denunciado que en Ecuador «están tratando de tumbar al presidente Correa», y ha dado la «alerta» a «los pueblos de la Alianza Bolivariana» y de toda la región. «Alerta los pueblos de Unasur. `Viva Correa!», escribe Chávez en su cuenta de Twitter.
Por su parte, el Gobierno de Argentina ha mostrado, a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores, su «profunda preocupación» por los disturbios generados en Ecuador y ha asegurado que se encuentra en «permanente contacto» con el Gobierno de Correa.
Instituciones como la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) o la Organización de Estados Americanos (OEA) y países como Chile, Brasil, Venezuela o Argentina, entre otros, han expresado su respaldo a Correa. El secretario general de UNASUR, el argentino Néstor Kirchner, mostró su «firme compromiso y más absoluta solidaridad» de todo el bloque con Correa, después del «intento de sublevación del orden constitucional».