El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, tratan de convencer al jefe del Estado ruso, Dmitri Medvédev, de su interés por convertirse en socio a largo plazo de la Unión Europea y la OTAN, en una cumbre de dos días a partir de hoy, y evitar los recelos de los no invitados.
Los organizadores de esta cumbre tripartita, que tiene como escenario la lujosa estación balnearia de Deauville, en la costa de Normandía (noroeste de Francia), pretenden «tratar a Rusia como socio, pero pedirle también que se comporte como un socio».
Rusia sigue considerando la Alianza Atlántica como su principal amenaza, no ofrece nada a cambio de lo que pide a la UE, y mantiene relaciones tensas con vecinos como Georgia y Bielorrusia.