La comunidad internacional reafirmó ayer en Londres la «unidad» en sus esfuerzos por presionar y eventualmente doblegar al régimen de Muamar el Gadafi, y reiteró su compromiso de ayudar al pueblo libio a conseguir una Libia democrática y libre.
Esta fue la conclusión principal de la jornada de reuniones en Londres entre representantes de más de 35 países y organismo internacionales para discutir el futuro del país norteafricano.
«La comunidad internacional está absolutamente unida y ha sido clara en que continuaremos en esta línea de acción, que consideramos la adecuada», señaló el ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, anfitrión del encuentro.
Compromiso
El jefe de la diplomacia británica recordó que la conferencia había servido para reafirmar «el compromiso» de los países aliados a la hora de garantizar que se cumplen las disposiciones que estipulan las recientes resoluciones de la ONU sobre Libia.
En la conferencia se acordó la creación de un «grupo de contacto», cuya misión será coordinar los esfuerzos políticos de las operaciones en Libia, y cuya primera reunión organizará Qatar «lo antes que sea posible». A este respecto, el primer ministro de ese emirato, Hamad bin Jassim al Thani, quien acompañó a Hague en su encuentro con los medios, instó al dictador libio y a su entorno a dejar el poder y evitar «más derramamientos de sangre».
Colaboración
Ese grupo de contacto deberá, según explicó Hague, definir y «dar un liderazgo y una dirección política general al esfuerzo internacional, en estrecha coordinación con la ONU, la Unión Africana, la Liga Arabe, la Organización de la Conferencia Islámica y la Unión Europea para ayudar a Libia».
Hague enfatizó que «ninguna de las personas presentes (en la conferencia) decidirán el futuro de Libia», sino que serán los propios libios los que deberán decidir en libertad el destino que quieren para su país.
El jefe de la diplomacia británica aseguró que en la conferencia no se habló de la posibilidad de armar a la oposición a las fuerzas de Gadafi, aunque consideró que sería legítimo de acuerdo con la resolución 1973.
Otra de las cuestiones que preocupan es la situación humanitaria, en concreto Hague se refirió a 80.000 desplazados dentro del país y la necesidad de coordinado una respuesta.