El presidente estadounidense, Barack Obama, y el primer ministro británico, David Cameron, han urgido a lograr la transición en Siria mediante la presión internacional y las sanciones al régimen de Bachar Al Asad, y han rechazado una intervención militar para detener la violencia en ese país. Hoy se cumple un año del inicio de la revuelta.
«El objetivo ahora es tratar de alcanzar la transición, no fomentar la revolución», ha dicho Cameron en una rueda de prensa conjunta con Obama en la Casa Blanca.
En este momento «estamos enfocados en el envío de ayuda humanitaria a aquellos que lo necesitan y hemos acordado mantener la presión sobre el régimen, movilizando a la comunidad internacional y endureciendo las sanciones», ha indicado Obama tras reunirse con Cameron, quien se encuentra de visita oficial en Estados Unidos.
Cada vez más fuerte
La oposición siria «está cada vez más fuerte», ha señalado Obama, quien repitió que es solo es cuestión de tiempo que Asad abandone el poder.
La situación en Siria es «extremadamente complicada», admitió Obama, quien volvió a insistir en que Cameron y él estuvieron de acuerdo ayer en el rechazo a una intervención militar porque podría causar más violencia e incluso derivar en una guerra civil.
Sobre el terreno, fuerzas fuertemente armadas leales al presidente Bachar al Asad atacaron ayer la ciudad de Deraa, en el sur de Siria, con fuego antiaéreo, reafirmando su control sobre bastiones rebeldes. Ayer tomaron el control de la ciudad de Idlib. Un día antes del aniversario de la revuelta, el Ejército parecía haber multiplicado sus ofensivas contra los bastiones de la oposición esta semana.
Las fuerzas enviaron hasta 130 tanques y vehículos blindados a Deraa, cerca de la frontera con Jordania, donde comenzaron las primeras protestas contra Asad hace un año.