La misión de la OTAN en Afganistán (ISAF) traspasó ayer al gobierno afgano de manera oficial el control de la prisión de Bagram, situada cerca de la capital y en la principal base militar de EE UU en el país.
Sin embargo, en la práctica eso significa que Washington continúa teniendo en su poder y sin ninguna base legal a al menos 650 internos en el presidio de Bagram, y nada hace indicar que la cifra no vaya en aumento. Kabul se hace cargo de los 3.000 prisioneros capturados hasta inicio de este ño.
Entendimiento
«Hoy, en una gran ceremonia en el aeropuerto de Bagram, la responsabilidad de la prisión fue entregada al Gobierno afgano», dijo a Efe el viceportavoz del ministerio de Defensa, Daulat Waziri.
Según Waziri, la ceremonia ha tenido lugar de acuerdo con el memorando de entendimiento firmado por ambas partes hace seis meses, en el que se establecía ese plazo para que las fuerzas afganas asumieran el control de la prisión.
El centro está situado en las cercanís de la capital afgana y ha servido como la mayor y más importante prisión de Estados Unidos en el país asiático, lo que la ha situado en el eje de varias controversias desde la invasión del país, en el año 2001.
Una de las más intensas tuvo lugar en febrero de este año, cuando la supuesta quema de ejemplares del Corán en el interior de la prisión desató una ola de violencia en distintos puntos del país .
Organizaciones defensoras de los derechos humanos como Amnistía Internacional han criticado con frecuencia que las fuerzas de EE UU han recluido en esta prisión a «centenares de personas, entre ellas menores de edad, sin acceso a abogados ni a tribunales».