Un niño de seis años se ha convertido en el protagonista absoluto de las Jornadas por la Familia celebradas en el Vaticano al saltarse el protocolo propio de estos eventos y lanzarse hacia el lugar en el que el pontífice pronunciaba su discurso, robándole el asiento primero y abrazándose a su sotana posteriormente.
Pese a que varios de los miembros de la seguridad del evento trataron de devolver al pequeño a su lugar, éste pataleó hasta que finalmente éstos desistieron y le permitieron quedarse, de modo que el Papa tuvo que terminar su discurso con el niño abrazado a sus piernas