La oposición ucraniana consumó este sábado tres meses de revolución al fulminar al presidente, Víktor Yanukóvich, quien estaría en paradero desconocido tras intentar huir a Rusia, y liberar a la encarcelada ex primera ministra Yulia Timoshenko.
«La dictadura ha caído», declaró Timoshenko tras recobrar la libertad después de ser condenada en 2010 a siete años de cárcel por abuso de poder.
En apenas una hora, la Rada Suprema (Legislativo) se convirtió en juez y verdugo al apartar del poder a Yanukóvich y sacar de la cárcel a su principal rival, que anunció que se presentará a las elecciones presidenciales convocadas ya para el 25 de mayo.
Los 328 diputados, entre los que figuraban muchos oficialistas, destituyeron en un visto y no visto a Yanukóvich, por trámite de urgencia y sin debate previo, por «abandono de sus funciones constitucionales».
Antes, la mano derecha de Timoshenko, Alexandr Turchínov, había asumido la presidencia del Parlamento y los manifestantes opositores el control sobre Kiev, escenario esta semana de violentos disturbios que costaron la vida de 82 personas, según los últimos datos oficiales.
Con la ayuda de las milicias populares, conocidas como unidades de autodefensa, los manifestantes controlan la capital, incluido el Parlamento y la propia residencia de Yanukóvich en Mezhigorie, en las afueras de Kiev, que hoy fue visitada por hordas de curiosos.
Yanukóvich, que había viajado por la mañana a la ciudad oriental de Járkov con la excusa de un congreso de diputados de su Partido de las Regiones, se negó a ceder el poder y tachó de golpe de Estado el terremoto político de las últimas horas.
«Los acontecimientos que ha visto nuestro país y todo el mundo son un ejemplo de golpe de Estado. Intentan amedrentarme para que presente voluntariamente mi dimisión. Pero no tengo intención de dimitir», aseguró en una entrevista con el canal de televisión UBR.
Yanukóvich, que respondió a las preguntas en ruso y no en ucraniano, describió la situación como «una repetición del nazismo, cuando en los años treinta en Alemania y Austria los nazis llegaron al poder».
«No tengo intención de marcharme de Ucrania. Soy el presidente elegido legalmente», dijo y destacó que los mediadores internacionales le aseguraron que le darían garantías de seguridad.
El presidente subrayó que no firmará ninguna de las decisiones ilegales aprobadas en las últimas horas por la Rada, controlada ahora por la oposición gracias a que numerosos diputados del gobernante Partido de las Regiones abandonaron sus filas.
«Esta no es oposición, son unos bandidos. A la salida del Parlamento golpean, lanzan piedras e intimidan», insistió.
Después, Yanukóvich intentó huir a la vecina Rusia pero fue interceptado en la frontera y ahora está en paradero desconocido, aunque previsiblemente en algún lugar de su regional natal de Donetsk, bastión rusoparlante, según Turchínov.
Mientras, Timoshenko, nada más abandonar en silla de ruedas la clínica en la que estuvo ingresada desde mayo de 2012 por una hernia discal, viajó en avió a Kiev para darse un baño de masas en el Maidán, la plaza de la Independencia, donde ya arengó a la población hasta la victoria en la incruenta Revolución Naranja de 2004.
La dictadura «cayó no gracias a los políticos y diplomáticos, sino gracias a aquella gente que salió (a las calles) para defenderse a sí mismos, a sus familias y a su país», declaró Timoshenko.
Mientras la esperaban decenas de miles de personas en el Maidán, Timoshenko hizo honor a su fama de política implacable y aseguró que todos los culpables del derramamiento de sangre y de la muerte de decenas de personas deben ser castigados.
Previamente, la Rada asumió la coordinación de las labores del Gobierno, que se mostró dispuesto a facilitar el traspaso de poder, convocó comicios presidenciales y designó a nuevos ministros de Interior y de Defensa.
En una demostración de que la oposición asumió a través del Parlamento el poder de facto en Ucrania, el Ministerio de Interior difundió una declaración en la que expresó su apoyo a las «aspiraciones de los ucranianos de cambios democráticos».
«En este complejo momento de la historia de Ucrania el personal del Ministerio del Interior pone de manifiesto que sirve únicamente al pueblo ucraniano y comparte plenamente el deseo de los ciudadanos de cambios rápidos», rezaba la nota.
Además, la Rada nombró como ministro de Defensa en funciones al general Vladímir Zamana, destituido esta semana de su cargo de jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas por desobedecer a Yanukóvich al negarse a movilizar al Ejército contra los manifestantes.