Miriam González, la mujer del viceprimer ministro británico, Nick Clegg, interrumpió un discurso de su marido para decir que los padres que cuidan a sus hijos tienen «más cojones», término que expresó en español, y criticó a quienes piensan que no es trabajo para hombres.
Según recoge hoy la prensa, Miriam González, nacida en la localidad de Olmedo (Valladolid), pidió el micrófono cuando su marido hablaba ante un grupo de empresarios del centro financiero de Londres.
González, reputada abogada en Londres, intervino en el momento en que su marido destacaba la importancia de apoyar el permiso de paternidad y de mejorarlo en el futuro.
En el Reino Unido, los padres pueden compartir las 52 semanas del permiso de paternidad, que el Gobierno tiene planes de ampliar.
En su intervención, González criticó a los que creen que el cuidado de los hijos pequeños no es trabajo de hombres.
«Hay muchos dinosaurios (...) que aún piensan que un hombre que cuida de sus hijos es de algún modo menos hombre», dijo, según recoge el diario «The Guardian».
González resaltó que los padres modernos deben empezar a decir «en voz alta» que cuidar a sus propios hijos y ser responsables de ellos no afectará sus niveles de testosterona. «Y los hombres que realmente tratan a las mujeres como iguales -dijo- son los que tienen más 'cojones'».
La intervención de González provocó un fuerte aplauso de los miembros de la audiencia, mientras que el mismo Nick Clegg afirmó que «compartía» totalmente la opinión de su mujer.
«Por supuesto que estoy de acuerdo contigo. Siempre lo estoy», le respondió el viceprimer ministro, y añadió que «la idea de que no es varonil cuidarlos es absurdo».
Clegg explicó en su intervención que su mujer y él han compartido las responsabilidades tras el nacimiento de sus tres hijos, Antonio, Alberto y Miguel.
En los países adelantados socialmente este debate no escuece. Pero en España, hemisferio sur y hermano de los árabes, como certificó nuestro Caudillo, es recurrente. Tal es el nivel de ignorancia y complejos del hombre hispano. Algunos recordarán cuando en los años sesenta, en plena inmigración y desarrollo urbano, si una mujer pasaba debajo de una obra todos los orangutanes debían decirle, en voz alta y clara, lo qué harían con su culo y con sus tetas para no ser tachados de maricón. A tenor de estos comentarios, seguimos en el árbol sin cultura ni inglés. El móvil no basta, machotes, nada ha cambiado.