El Gobierno de Canadá ha autorizado este 2015 la caza de 400.000 focas arpa, 60.000 focas gris y 8.200 focas capuchinas durante la veda que se abre el próximo 12 de abril en la costa este del país.
Según la organización International Fund for Animal Welfare (IFAW), la caza de focas es una actividad estacional que se realiza únicamente durante pocos días o semanas cada año. A pesar de que el sector recibe decenas de millones de subvenciones y ayudas públicas desde hace más de cuatro décadas, la caza comercial de focas se encuentra en uno de los niveles más bajos de su historia.
Este miércoles el Gobierno de las regiones de Newfoundland y de Labrador han anunciado dos millones de dólares adicionales de préstamo de rescate para la acosada industria de focas, siendo este el cuarto año consecutivo que este sector necesita este apoyo.
Según recuerda la ONG, en la actualidad 35 países se oponen a la caza comercial de focas y han prohibido la entrada de productos derivados de foca en sus espacios comerciales, además de los 28 Estados miembro de la UE, la prohibición rige también en Armenia, Taiwán, Rusia, Kazajstán, Belarús, México y Estados Unidos. Hasta ahora un acuerdo entre Canadá y China permite la exportación de productos de foca a China, aunque este convenio no ha sido ratificado aún y hay algunos informes de este país asiático que abogan por prohibir también los derivados de foca a su mercado.
Durante los últimos 20 años, el Gobierno, la industria y los grupos de lobby han atentado contra el desarrollo adicional de usos con las focas, pero han fallado. Los datos del Gobierno canadiense indican que aproximadamente el 90 por ciento de la foca es descartada y el principal objeto de su caza es la piel. A pesar del uso de decenas de millones de dólares de ayudas públicas, la caza comercial de cazas sigue en descenso desde 2006.
En este contexto, IFAW reclama al Gobierno de Canadá que deje de desperdiciar dinero público y paralice el gasto de vidas de focas. Además, pide al Gobierno que deje de conceder subsidios a la industria de la caza comercial y alinee la caza comercial de focas con otros usos de caza que favorezcan la vida salvaje y haga extensivo este mandato a todos los ejemplares.
En este sentido, el director de campañas de Vida Salvaje de IFAW Canadá, Sheryl Fink, ha manifestado que la caza comercial de Canadá es una pérdida horrible que no tiene lugar en la sociedad moderna. «Cuando las focas de la caza comercial son matadas, no son comidas y el animal no es utilizado. El 90 por ciento de las focas son cazadas por su piel. Son despellejadas y sus cuerpos son tirados al mar o abandonados sobre el hielo», ha asegurado.
Igualmente, ha dicho que hace 20 años, la caza comercial de focas en Canadá estaba prácticamente acabada, pero el colapso de la pesquería del bacalao llevó al Gobierno canadiense a intentar desviar a la industria. Por eso, ha añadido que en las dos últimas décadas, la industria de la caza comercial de focas ha recibido decenas de millones de dinero público que «han fracasado en su intento de crear un industria económica viable en la zona».
«La gente no quiere productos de foca, hay 35 países en todo el mundo que los tienen prohibido. La caza comercial de focas es innecesaria y hora de dar una transición a los cazadores para que abandonen», ha concluido.