El número de muertos por el ataque suicida este sábado en Kabul contra una manifestación de la minoría étnica hazara, reivindicado por el Estado Islámico (EI), aumentó a 80 y el de heridos a 231, informó una fuente oficial.
Aunque las mayoría de las víctimas con civiles, entre ellas también se encuentra «un número de fuerzas de seguridad» que vigilaban la marcha, según un comunicado del Ministerio del Interior afgano.
El ministerio aseguró que «de acuerdo con la información inicial, tres suicidas con bombas cometieron el ataque. Uno detonó su chaleco explosivo, el segundo falló en su intento de explotarlo y el tercero fue abatido por las fuerzas de seguridad afganas».
El EI, en su reivindicación del ataque a través de la agencia Amaq vinculada al grupo yihadista, asegura que fueron dos de sus combatientes los que «detonaron cinturones con explosivos en una concentración de chiíes en la zona de Dehmazang en Kabul».
El presidente afgano, Ashraf Gani, confirmó en un comunicado que entre los fallecidos y heridos se encuentran «miembros de las fuerzas de seguridad y defensa», sin aportar más detalles.
Gani afirmó también que «los terroristas entraron entre los manifestantes y llevaron a acabo las explosiones».
El ataque se produjo hacia las 14.30 hora local (10.00 GMT) durante una manifestación de miles de afganos, la mayoría hazaras, que protestaba contra un proyecto eléctrico del Gobierno y discurría pacíficamente entre fuertes medidas de seguridad.
La comunidad hazara de Afganistán, un país predominante suní en el que los chiíes representan el 9 % de la población, ha sido objeto de diversos secuestros en grupo y asesinatos sectarios por parte de los talibanes y otros grupos insurgentes como el EI en los últimos dos años.