El presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, ha aprovechado su última rueda de prensa antes de abandonar el cargo, el próximo 20 de enero, para defender un legado que su sucesor, Donald Trump, ha anunciado que desmontará en los primeros meses de Gobierno.
Obama ha comparecido este miércoles por última vez, después de ocho años, en la sala de prensa de la Casa Blanca, y ha usado sus primeras palabras para valorar el trabajo de los medios de comunicación, a quienes Trump ha amenazado con vetar el acceso a la sede de Gobierno.
«Teneros en este edificio ha hecho que funcione mejor, nos ha hecho trabajar más duro, ser honestos», ha dicho, al tiempo que ha admitido que no le han gustado «cada una de las historias que se han publicado», si bien ha asumido que los periodistas no pueden ser «aduladores».
A preguntas de los corresponsales en la Casa Blanca ha hecho un repaso de sus medidas más importantes, la mayoría de las cuales serán revertidas por el magnate neoyorquino, que ha anunciado órdenes ejecutivas derogatorias desde el primer día de mandato.
Así, ha defendido la conmutación de la pena a Chelsea Manning, la ex militar condenada a 35 años de cárcel por filtrar decenas de miles de documentos clasificados a Wikileaks. «Se ha hecho Justicia», ha considerado, recordando que ya ha cumplido siete años de una pena «muy desproporcionada». Además, ha descartado que este perdón pueda animar a otros a divulgar información secreta.
También se ha referido a otro de sus polémicos movimientos en la recta final de su Presidencia: la abstención estadounidense que permitió aprobar una resolución contra los asentamientos israelíes en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Obama ha explicado que el objetivo era «enviar una señal de alerta» porque «se estaba creando una realidad sobre el terreno que haría imposible la solución de los dos estados», que ha defendido como única opción para la paz entre israelíes y palestinos.
«No podemos forzar a las partes a llegar a la paz», ha afirmado, si bien ha señalado que la situación actual «es insostenible» porque supone una amenaza para el propio Estado de Israel, debido a la ola de violencia que se ha desatado.
Sobre Rusia, país al que las agencias de Inteligencia han acusado de interferir en las últimas elecciones presidenciales para favorecer la victoria de Trump, Obama ha indicado que «va en el interés de Estados Unidos y del mundo tener una relación constructiva».
Sin embargo, se ha mostrado partidario de mantener las sanciones contra Rusia por la intervención en el conflicto armado de Ucrania y la anexión de la península de Crimea, porque «sigue violando las normas internacionales». «Tan pronto como dejen de hacerlo, serán eliminadas», ha sostenido.
A este respecto, también ha argumentado que Estados Unidos debe posicionarse a favor de «los principios básicos» porque, «si un país como Estados Unidos, la mayor democracia del mundo, no está dispuesto a defender estos valores, ciertamente Rusia o China no lo harán».
En cuanto a Cuba, con quien su Gobierno inició un diálogo el 17 de diciembre de 2014 para normalizar las relaciones bilaterales después de más de medio siglo, ha abogado por mantener este rumbo, a pesar de las «diferencias» que separan a ambos países, entre las que ha mencionado «la represión» de los Derechos Humanos.
Obama se ha mostrado seguro de que, si Estados Unidos mantiene una «política justa» hacia la isla caribeña, las condiciones de vida del pueblo cubano, a quien dice querer beneficiar con estos contactos,«mejorarán enormemente».
Vida familiar
El 44º presidente de Estados Unidos ha anticipado además a qué dedicará su tiempo una vez deje el cargo que ha ocupado desde 2009, cuando se convirtió en el primer mandatario negro en la historia del país norteamericano.
Obama ha confesado que quiere dedicarse a escribir y a disfrutar de su familia, especialmente de sus hijas. El líder demócrata agradeció el martes en Twitter a su mujer, Michelle, que haya desempeñado un cargo que no pidió «y lo haya hecho suyo».