Ya son 106 los fallecidos, entre ellos 42 niños, por los últimos bombardeos efectuados desde el jueves por la noche tras los ataques aéreos de la coalición internacional que lidera Estados Unidos sobre la localidad siria de Al Mayadín, según ha informado la red de activistas del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, citando fuentes del interior del país.
Hasta ahora, la coalición internacional se ha limitado a confirmar la reanudación, este jueves por la noche, de los bombardeos contra la presencia de Estado Islámico en la ciudad siria, pero todavía no ha informado sobre el impacto de los ataques, bajo evaluación.
El Observatorio ha informado de que la sede de Gobierno local ha resultado completamente destruida por los bombardeos en un ataque que habría matado a una decena de milicianos atrincherados en su interior.
Los bombardeos comenzaron en torno a las 18.25 del jueves, cuando varios aviones de combate destruyeron dos edificios, uno de ellos de cuatro pisos, donde se alojaban familiares sirios y marroquíes de combatientes yihadistas. Una segunda ronda de ataques comenzó después de la medianoche y ha proseguido hasta ahora, de acuerdo con la organización.
La coalición liderada por Estados Unidos contra Estado Islámico asegura que está haciendo todo lo posible por evitar bajas civiles en los ataques aéreos y que está investigando cada vez que se denuncian casos de muertes de civiles. Los Gobiernos de Rusia y Siria niegan que estén atacando a civiles. No obstante, un portavoz de dicha coalición liderada ha contado a Reuters que sus fuerzas han realizado ataques cerca de Al Mayadín el jueves y el viernes y que están evaluando los resultados de estas acciones.
Bombardeos indiscriminados
El elevado número de víctimas civiles en la guerra civil que asola Siria desde hace más de seis años es una de las preocupaciones de Naciones Unidas. En este sentido, el alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, ha denunciado el viernes que los civiles en Siria están -cada vez mas- «pagando el precio» y siendo víctimas de los bombardeos aéreos contra el grupo terrorista Estado Islámico.
En este sentido, ha instado «a las fuerzas aéreas de todos los estados que operan en el país a que tengan mucho más cuidado a la hora de distinguir entre objetivos militares legítimos y civiles». «Todas las partes en el conflicto debe cumplir con su obligación de adoptar todas las medidas posibles para ahorrar a la población civil los efectos del conflicto armado», ha añadido en un comunicado. Zeid ha lamentado que «los mismos civiles que están sufriendo los bombardeos indiscriminados y ejecuciones sumarias de Estado Islámico, también están cayendo víctimas de los crecientes bombardeos aéreos, especialmente en las provincias de Raqqa y Deir Ezzor, en el noreste».
Según ha indicado, su oficina está recibiendo numerosa información creíble y perturbadora sobre dichos incidentes. «Desgraciadamente, se está prestando escasa atención a nivel mundial a los terribles aprietos de los civiles atrapados en estas zonas», ha denunciado el responsable de la ONU.
Precauciones insuficientes
«El creciente balance de civiles muertos y heridos que ya han causado los bombardeos aéreos en Deir Ezzor y Raqqa sugiere que se están tomando precauciones insuficientes en dichos bombardeos», ha denunciado, subrayando que «solo porque Estado Islámico controle un área no significa que haya que tener menos cuidado». «Los civiles siempre deberían ser protegidos, ya estén en zonas controladas por Estado Islámico o cualquier otra parte», ha defendido Zeid.
Zeid ha mencionado un bombardeo aéreo el 14 de mayo en la provincia de Raqqa en el que murieron 23 trabajadores agrarios, incluidas 17 mujeres, y otros en zonas bajo control de Estado Islámico en Deir Ezzor el 15 de mayo, que dejaron al menos 59 civiles muertos, entre ellos 16 niños.
Al día siguiente, Estado Islámico degolló a ocho hombres en el lugar de los bombardeos tras acusarles de ofrecer las coordenadas para el mismo, según el responsable de la ONU, que ha precisado que el grupo terrorista también ha intensificado sus ataques. Así, el 18 de mayo mató a 36 civiles en una zona bajo control gubernamental en Hama.
Zeid ha indicado que lugares como la ciudad fronteriza de Albo Kamal, donde están presentes milicianos de Estado Islámico y sus familias junto con unos 100.000 desplazados sirios e iraquíes, es motivo particular de preocupación.
«Dada la presencia de Estado Islámico, tememos que los civiles estén en una situación cada vez más peligrosa ya que los bombardeos aéreos y el conflicto terrestre se intensifican, lo que posiblemente tendría como resultado más víctimas, así como más ataques de represalia por Estado Islámico contra zonas civiles densamente pobladas», ha prevenido.
El Estado Islámico impide huir a los civiles
Por otra parte, el máximo responsable en materia de Derechos Humanos de la ONU ha expresado su preocupación por las informaciones de que «Estado Islámico está impidiendo a los civiles abandonar las zonas bajo su control, excepto a otras zonas controladas por ellos». «Impedir a los civiles dejar estas zonas es contrario a los Derechos Humanos y, si les pone en un mayor riesgo por el conflicto, al Derecho Internacional Humanitario», ha advertido. «Desgraciadamente hay pocas dudas de que Estado Islámico sigue matando constantemente y poniendo en peligro a civiles, cometiendo crímenes de guerra sin ningún tipo de remordimiento», ha añadido.
«Sin embargo, está lejos de quedar claro que los principios fundamentales del Derecho Internacional estén siendo respetados adecuadamente por las varias fuerzas aéreas implicadas en la lucha contra Estado Islámico», ha remachado.
Zonas de exclusión en Siria
Uno de los acuerdos alcanzados en Astaná fue la de establecer zonas de exclusión en Siria. Para ello, expertos de Rusia, Turquía e Irán están trabajando para delimitar las llamadas zonas seguras y para determinar quién ejercerá el control sobre el terreno, según ha explicado el viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Mijail Bogdanov.
El vicecanciller ha recordado que, de acuerdo con el memorando firmado en Astaná por Turquía, Rusia e Irán, «los países garantes deben formar un grupo de trabajo, debatirlo todo y ponerse de acuerdo: trabajar con los mapas, delimitar las zonas de distensión y decidir quién controlará el pase porque es necesario asegurar el libre acceso para la gente pero no para terroristas».
«Hay que prever el control en estas zonas, crear los puestos correspondientes y marcarlo todo en los mapas», ha indicado, según informa Sputnik. El viceministro ruso ha dicho que todavía no está claro quién se encargará de garantizar la seguridad dentro de las zonas de exclusión, también llamadas de distensión.