Al menos 44 personas han muerto y otras 130 han resultado heridas en el bombardeo registrado durante la noche de un centro de detención de migrantes en la capital de Libia, Trípoli, según el primer balance oficial ofrecido por la Misión de la ONU en el país (UNSMIL).
Según ha denunciado la ONU, esta es la segunda vez que el centro de detención de Tajura, que alberga a 600 migrantes y refugiados, es atacado desde que a principios de abril las fuerzas que lidera el general Jalifa Haftar lanzaran una ofensiva para tomar Trípoli, donde tiene su sede el Gobierno reconocido internacionalmente.
El enviado de la ONU para Libia, Ghasán Salamé, ha condenado el bombardeo y ha advertido de que «este ataque claramente podría constituir un crimen de guerra, ya que mató por sorpresa a personas inocentes cuyas graves condiciones les obligaron a estar en ese refugio».
«Lo absurdo de esta guerra en curso ha llevado a este odiosa y sangrienta matanza a sus más trágicas consecuencias», ha lamentado, llamando a la comunidad internacional a castigar a quienes «ordenaron, perpetraron y suministraron las armas para esta operación» que viola el Derecho Internacional Humanitario.
Por el momento se desconoce quién está detrás del ataque, si bien las fuerzas del mariscal de campo Jalifa Haftar, leales a las autoridades asentadas en el este de Libia, anunciaron el lunes que iniciarían una campaña de bombardeos contra Trípoli.
El anuncio sobre la campaña de bombardeos llegó menos de una semana después de que las fuerzas del gobierno de unidad se hicieran con el control de la localidad de Gharian, situada al sur de Trípoli y considerada una de las bases de avanzada de las fuerzas de Haftar.
La ofensiva de Haftar contra la capital de Libia, iniciada a principio de abril, se ha saldado hasta ahora con más de 650 muertos, según datos de Naciones Unidas, que ha alertado de que esta cifra podría dispararse si los combates avanzan hacia el centro de la ciudad.
LIBIA NO ES UN PAÍS SEGURO
Desde las agencias de la ONU se ha venido defendiendo que Libia no es un país seguro para los migrantes y reclamando que aquellos que son interceptados en aguas del Mediterráneo no sean devueltos a su territorio.
En esa línea se ha expresado este miércoles el máximo responsable del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi. «Tres mensajes clave después de que bombardeos aéreos hayan matado a muchos migrantes y refugiados en un centro de detención libio: no deben ser detenidos; los civiles no deben ser objetivo; y Libia no es un lugar seguro de retorno», ha escrito en su Twitter.
Asimismo, Grandi ha defendido que «los países con influencia deben cooperar para poner fin al conflicto, en lugar de incendiarlo», en referencia a los países que apoyan a las partes enfrentadas, las fuerzas del Gobierno reconocido internacionalmente y las de Haftar.
Por su parte, el jefe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Antonio Vitorino, ha condenado el ataque contra el centro de detención de Tajura, recordando que «los civiles no deberían ser el objetivo». También ha reclamado «el fin inmediato de la detención de todos los migrantes y refugiados en Libia». «El país no es un puerto seguro ya que los enfrentamientos siguen intensificándose», ha subrayado.
ACABAR CON LA DETENCIÓN DE MIGRANTES
En un comunicado conjunto posterior, ACNUR y la OIM han lamentado que lo ocurrido viene a confirmar sus repetidas denuncias respecto a la seguridad de las personas en los centros de detención en Libia y sobre el peligro que supone devolver a migrantes y refugiados a este país. En este sentido, ambas agencias de la ONU han reclamado «el fin inmediato de la detención de migrantes y refugiados» y que se garantice su protección en Libia.
Más allá de la condena, han añadido, este ataque exige «una investigación completa e independiente» para esclarecer lo ocurrido y «quién es responsable» con el fin de que rinda cuentas. «Las coordenadas de tales centros en Trípoli son bien conocidas por los combatientes, que también saben que los detenidos en Tajura son civiles», han subrayado.
Según ACNUR y la OIM, unos 3.300 migrantes y refugiados, incluidos los 600 en Tajura, se encuentran «arbitrariamente detenidos» en Trípoli y sus alrededores «en condiciones que solo pueden ser calificadas de inhumanas» y que podrían exacerbarse ante la aproximación de los combates, por lo que han defendido su cierre.
Por último, las agencias de la ONU han reclamado «urgentemente a la comunidad internacional que proporcione corredores humanitarios para que migrantes y refugiados sean evacuados de Libia». «Por el bien de todos en Libia, esperamos que los estados con influencia redoblen sus esfuerzos para cooperar en poner fin con urgencia a este terrible conflicto», han remachado.
UNA TRAGEDIA QUE PODRÍA HABERSE EVITADO
Por su parte, el coordinador médico de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Libia, Prince Alfani, ha sostenido en un comunicado que el bombardeo «es una tragedia terrible que podría haberse evitado fácilmente». Según la ONG, en la celda alcanzada en el ataque había recluidas 126 personas.
«Los que han sobrevivido están aterrorizados», ha precisado Alfani, que ha recordado que el centro de Tajura ya resultó alcanzado por metralla hace ocho semanas. «Por cada persona evacuada o reasentada desde Libia en 2019, más de dos han sido devueltas por la fuerza a Libia por la Guardia Costera, a la que la UE apoya», ha denunciado el responsable de MSF, que ha apostado por «la evacuación urgente e inmediata fuera de Libia de todos los refugiados y migrantes recluidos en los centros de detención de este país».
«La inacción y la complacencia se han saldado innecesariamente con las vidas de los refugiados y migrantes más vulnerables», ha lamentado.