Estupefactos. Así se quedaron los agente del Departamento de Policía de Springfield, Colorado, al comprobar en la noche del pasado 13 de mayo un coche que detuvieron por exceso de velocidad y que, como si fuera poco, se saltó un control de alcoholemia.
Mientras los agentes se acercaban al coche parado, vio que «el conductor cambió de asiento con su perro que estaba en el asiento del pasajero [...]. El hombre salió del vehículo del lado del pasajero y afirmó que no conducía», explicó el Departamento de Policía de Springfield en su página de Facebook.
El conductor fue detenido a 20 metros del vehículo tras salir corriendo después de que el agente le preguntara si había consumido alcohol.
El hombre, que tenía dos órdenes de arresto activas, fue acusado de exceso de velocidad, resistencia a la autoridad y conducir bajo los efectos del alcohol, lo que provocó que tras pasar por el hospital acabara en la cárcel.