Una turista estadounidense aprovechó sus vacaciones en Kenia para recoger las heces de una jirafa y llevárselas en su maleta de vuelta a casa con la intención de utilizarla para hacer collares.
La mujer las guardó en una caja y las declaró en el aeropuerto. Cuando los funcionarios del Aeropuerto Internacional de Mineápolis-Saint Paul cayeron en la cuenta de lo que estaban leyendo, revisaron su equipaje y acabaron por detenerla.
Según informó su Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza en un comunicado: "La pasajera declaró heces de jirafa, afirmó que había adquirido los excrementos en Kenia y que planeaba hacer un collar, algo que ya había conseguido usando excrementos de alce en su casa de Iowa".
La caja fue requisada y su contenido fue destruido mediante una esterilización con vapor, tal y como recoge el protocolo.