Al menos una persona que trabaja en la clínica londinense donde fue operada la princesa de Gales, Catalina, el pasado mes de enero, intentó acceder supuestamente a su expediente médico, revela este miércoles el tabloide The Mirror.
La esposa del príncipe Guillermo ingresó en la London Clinic, en el centro de la capital británica, para someterse a una cirugía abdominal el pasado 16 de enero, lo que le obligó a permanecer hospitalizada más de diez días, aunque la Casa Real británica no ha revelado aún detalles sobre la intervención médica, según recoge Efe.
El palacio de Kensington, residencia oficial de los príncipes de Gales, había indicado en su día que Catalina prefería que su información médica permaneciera en forma privada.
La Oficina del Comisionado de Información (ICO, en inglés), organismo que controla la protección de datos, ha admitido que ha recibido una denuncia de violación de información y que está «evaluando» el caso, mientras que el palacio de Kensington puntualizó que es «un asunto de la clínica».
«Creemos firmemente que todos nuestros pacientes, sin importar su estado, merecen total privacidad y confidencialidad con respecto a su información médica», señaló una nota del centro médico.
La ausencia de la princesa de Gales de la vida pública, después de su cirugía, ha dado lugar a numerosas teorías de conspiración en las redes sociales sobre su paradero y su salud.
La princesa fue vista el pasado fin de semana saliendo de compras con el príncipe Guillermo a una tienda agrícola en Windsor, a las afueras de Londres, cerca de su casa de campo Adelaida, ubicada en los terrenos del castillo de Windsor.
La presencia de Catalina en la tienda fue captada en un vídeo de un ciudadano y divulgada por el tabloide The Sun. Aunque muchos apuntan a que en realidad no era ella.
Las teorías de la conspiración empezaron a circular tras detectarse irregularidades en una fotografía de Catalina con sus tres hijos -los príncipes Jorge, Carlota y Luis-, divulgada el pasado 10 de marzo, con motivo de la celebración del Día de la Madre en el Reino Unido.
Esto forzó a la princesa a admitir que había «editado» la imagen y se disculpó por cualquier «confusión» causada.