Un avión con 200 pasajeros a bordo se vio obligado a detener su despegue en el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta debido a un fallo en uno de los motores. La tripulación activó los protocolos de emergencia y realizó una evacuación inmediata mediante toboganes de emergencia.
Al menos cuatro personas resultaron heridas durante el desembarque forzoso, algunas debido al uso de los toboganes y otras por caídas en el proceso de evacuación. Equipos de emergencia acudieron rápidamente al lugar y controlaron la situación sin que se reportaran daños mayores.