La OCU ha detectado dos marcas de hamburguesas que contienen carne de caballo sin advertirlo en el etiquetado, tras el análisis de una veintena de hamburguesas frescas envasadas, por lo que exige una investigación urgente a las administraciones competentes.
La organización aclara que no se trata de un problema de seguridad alimentaria pero sí de un engaño, ya que el consumidor cree que compra carne de vacuno y no se le informa en la etiqueta de los ingredientes reales.
En general, el estudio concluye que la calidad de la carne de las hamburguesas es baja y el precio elevado.
Dos de las muestras analizadas, una hamburguesa de Eroski y otra de Alipende, contienen ADN de caballo, explica la OCU.
Además, ha detectado que 16 de las 20 hamburguesas analizadas también llevan sulfitos, otro aditivo cuya utilidad es inhibir el crecimiento de bacterias y mantener el color original de la carne.
Para añadir los sulfitos, los fabricantes utilizan un truco legal: denominar a su hamburguesa como «burguer meat». Explica que los sulfitos no son inocuos en cantidades altas, pero alguna de las hamburguesas analizada lleva el 90 por ciento de la Ingesta Diaria Admisible (IDA) de sulfitos para un niño, por lo que no debería tomar más sulfitos en ese día, ni añadir kétchup o mostaza.
Otros parámetros analizados son la grasa, el aporte calórico y la sal. La mayoría de hamburguesas supera con creces el contenido de grasa de una pieza de carne vacuno. Algunos productos llegan a un 23 por ciento y un 25 por ciento, porcentajes claramente excesivos, según indica la OCU, puesto que a mayor contenido graso, menor contenido proteínico.
La media de aporte calórico encontrado es de 200 calorías por cada 100 gramos de preparado de carne, por lo que, a mayor contenido de grasa y mayor tamaño de la hamburguesa, aumentan las calorías.
Respecto a la sal, la gran mayoría de las hamburguesas superan con creces el 1 por ciento, que la OCU entiende es excesivo y nada recomendable.
El informe de la OCU sólo aprueba cinco de las analizadas: dos con excelente calidad (de las marcas Raza Nostra y Roler) y otras tres con una calidad aceptable (Raza Nostra, Eroski y Martínez Loriente).
El principal problema, destaca, es la elevada presencia de tendones y cartílagos, usados en sustitución de carne de calidad.
También muestra su preocupación por la falta de transparencia en el etiquetado, ya que recuerda que la normativa exige que se indique el porcentaje de carne.
La OCU se ha dirigido a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), al Ministerio de Agricultura y a las comunidades autónomas exigiendo una explicación y una investigación urgente que aclare cómo ha llegado la carne de caballo a unas hamburguesas que no mencionan nada de ello en su etiquetado.
La organización pide además que se depuren responsabilidades y, en su caso, se impongan las sanciones correspondientes a los infractores.
Considera que los controles son inexistentes o, en muchos casos, insuficientes y que el consumidor necesita estar informado por otros canales para estar seguro de que lo que está comprando es realmente lo que desea comprar.