Los partidos políticos han expresado este sábado su indignación, tristeza y decepción por la confesión de Jordi Pujol de haber mantenido fondos sin regularizar en paraísos fiscales durante 34 años, y han pedido al expresidente catalán que dé explicaciones ante la ciudadanía, la justicia, el Parlament y Convergència.
La política catalana se ha visto sacudida por el anuncio de quien fue durante 23 años presidente de la Generalitat, quien ayer, a través de un comunicado, reveló que su familia ha regularizado «en estos últimos días» unos fondos en el extranjero procedentes de una herencia de su padre, y pidió «perdón» por el «error» cometido en la gestión de ese legado.
En Convergència, partido del que Jordi Pujol es presidente fundador, la noticia ha sido recibida con «tristeza, consternación y un impacto importante», según ha reconocido hoy el nuevo número dos de CDC, Josep Rull.
La declaración de Pujol, además, coincidió ayer con el anuncio de la nueva dirección colegiada de CDC, una concurrencia sobre la que Rull ha dicho: «Ha escogido el día que consideraba que debía hacerlo público, pero es evidente que esta noticia ha impactado de manera contundente en la sociedad y en el partido».
Rull ha considerado que Pujol debería explicarse ante la justicia y «reflexionar» si debe comparecer también ante Convergència «para fortalecer aquel proyecto que él creó».
El presidente de la Generalitat y de CiU, Artur Mas, que ayer situó el anuncio de Pujol en el ámbito estrictamente «personal y familiar», ha asegurado hoy que no tenía nada más que añadir al respecto, si bien, posteriormente y sin referirse explícitamente a este asunto, ha opinado que en el pasado «se hicieron cosas mal» y que en el futuro Cataluña ha de tener «más activos que pasivos».
Para el Partido Popular, la confesión de Pujol «significa 34 años de un engaño histórico del que las excusas llegan tarde», ya que este hecho produce «una profunda decepción en muchos catalanes que habían confiado en la honradez de una persona que hoy sabemos que ha tenido un comportamiento como mínimo poco ético -han señalado los populares-».
El portavoz del PPC en el Parlament, Enric Millo, ha indicado que las explicaciones de Pujol son «un poco confusas», por lo que espera que Hacienda continúe sus investigaciones en torno a este caso para que aclare el origen de los fondos y si se han pagado impuestos o no.
El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, también ha manifestado su «profunda decepción» por lo revelado por Pujol y ha asegurado que los catalanes tardarán en recuperarse «de una decepción muy importante».
«Lo sucedido con el president Pujol y su familia reclama urgentes explicaciones», ha declarado la exministra Carme Chacón, que ahora representará a los socialistas catalanes en la nueva ejecutiva federal del PSOE.
Ciutadans (C's) ha ido un paso más allá y ha reclamado a Pujol que «abandone cualquier relación con la política y renuncie a todas las prebendas de las que goza», como una remuneración, despacho y asesores, como expresidente de la Generalitat.
El secretario general y portavoz de C's, Matías Alonso, ha lamentado que los catalanes hayan tenido durante más de 20 años un presidente «evasor» y ha recalcado que este hecho confirma que el «núcleo duro» de Convergència «estaba carcomido por la corrupción desde hace muchos años».
Por su parte, el coordinador nacional de ICV, Joan Herrera, ha pedido la comparecencia del expresidente en el Parlament dada la «gravedad sin precedentes» de los hechos reconocidos, que ha considerado «una falta de respeto y un insulto» hacia la Generalitat y la ciudadanía.
«Hace falta una comparecencia inmediata para que explique un acto vergonzoso y que expresa una farsa», ha subrayado Herrera, que quiere que haya una investigación «a fondo» de este asunto, tanto por parte de la Justicia como de Hacienda, para que «se sepa todo».
El portavoz de ERC en el Congreso, Alfred Bosch, ha comentado que es «bueno» que se haya sabido que Pujol tuvo dinero en el extranjero durante décadas sin regularizar, pero ha mostrado su tristeza por este hecho.
Asimismo, ha indicado que los republicanos entienden el proceso soberanista «también como una escoba» para pasar página del «viejo sistema autonómico».