El Partido Popular (PP) sigue trabajando con la hipótesis de que Mariano Rajoy pueda formar un Gobierno en minoría con la abstención de Ciudadanos y del PSOE en la votación de investidura, pues confía en que finalmente el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, «recapacite» y modifique su no rotundo a favorecer un nuevo Ejecutivo 'popular'.
Los 'populares' ven como un «avance» que Sánchez haya aclarado este lunes, tras el Comité Federal de su partido, que sólo se sentará a dialogar para intentar formar Gobierno con aquellas fuerzas que renuncien «a cualquier planteamiento que implique la fractura de la convivencia entre españoles», lo que hoy por hoy excluye a Podemos, indican fuentes del partido que lidera Mariano Rajoy.
Y aunque prevén que todavía se escucharán nuevas negativas por parte de Sánchez a permitir un Gobierno de Rajoy, confían en que finalmente sobre Sánchez haya tal presión dentro de su propio partido que se vea abocado a modificar su postura por «responsabilidad» con la «estabilidad» de España.
Eso sí, las mismas fuentes no contemplan un salto tan grande en la posición de los socialistas como para que se forme una gran coalición, con los dos grandes partidos formando parte del mismo Gobierno, sino que ven más probable que el PSOE se abstenga en una votación de investidura de Rajoy como candidato a presidir un Gobierno en minoría.
La legitimidad de ser la primera fuerza
Así las cosas, este lunes el vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez-Maíllo, ha afirmado que Rajoy mantiene su intención de formar Gobierno porque el PP tiene «toda la legitimidad» que le dan los votos que le situaron como la fuerza más votada el 20 de diciembre.
Fernández Maíllo ha subrayado que dos tercios de los votantes apoyaron a partidos que tienen en común la defensa de «la unidad de España, que creen en la igualdad de los españoles, que creen que no se puede modificar sin más la Constitución», que creen «en la posición de España en Europa» y que «están de acuerdo en la lucha contra el terrorismo».
Por ello, ha pedido al PSOE que tenga «altura de miras» para permitir un Gobierno de «estabilidad» para España y le ha advertido de que no se puede pretender gobernar habiendo sido la segunda fuerza y con tan solo 90 escaños en el Congreso de los Diputados.
A Pedro Sánchez, en concreto, Fernández Maíllo le ha pedido que «predique con el ejemplo», pues él mismo admitió que no ganar las elecciones sería un fracaso. Pero además le ha indicado que «la mejor manera de garantizar la unidad de España» no es poner una línea roja para el diálogo a aquellos que quieren fracturar el país -en alusión a Podemos-- sino «dialogar, pactar» con los que sí quieren garantizar la unidad de España.
Fernández Maíllo se ha quejado de que en el último contacto en Moncloa entre Rajoy y Pedro Sánchez, éste llegó «con el 'no' por delante, por lo que no se pudo profundizar en ningún contenido». «Y éste es el gran problema. Nosotros lo que esperamos es que el PSOE, o mejor dicho Pedro Sánchez, recapacite», ha insistido, porque la segunda fuerza más votada también tiene una «responsabilidad» para con España.
Ha llegado a afirmar que la candidatura de Rajoy «avanza» y que el escenario de una nueva convocatoria de elecciones es «la ultimísima opción». «Hasta ese escenario todavía queda muchísimo tiempo», ha indicado. La Constitución española establece un plazo de dos meses para que uno o distintos candidatos intenten formar Gobierno, periodo que empieza a contar desde que se celebra la primera votación de investidura. Si ningún candidato logra apoyos suficientes para ser investido presidente en un plazo de dos meses, se convocarían de nuevo elecciones.
Preguntado por las negociaciones en torno a la composición de la Mesa del Congreso, Fernández Maíllo ha indicado que el PP está «fundamentalmente en la tarea de garantizar un Gobierno fuerte para España», aunque también sea «importante» la composición de la Mesa del Congreso. El dirigente 'popular' ha aprovechado la pregunta para comentar lo «paradójico» que es, en su opinión, que Sánchez haya dado un no rotundo «a la gobernabilidad de España» y exigiese a Rajoy para el PSOE la Presidencia del Congreso.