El nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha tomado este martes posesión del cargo prometiendo «fidelidad a la voluntad del pueblo de Catalunya representado por el Parlament», sin citar a la Constitución y al Rey, en contra de lo que hasta ahora era habitual.
En la toma de posesión en el Palau de la Generalitat, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha evitado mencionar al Rey y la Constitución y ha preguntado a Puigdemont: «¿Promete cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad a la voluntad del pueblo de Catalunya representado por el Parlament?», a lo que Puigdemont ha respondido afirmativamente: «Sí, prometo».
La fórmula habitual en la toma de posesión es que el presidente del Parlament pregunte al presidente electo si jura fidelidad al Rey, a la Constitución, al Estatut y a las instituciones catalanas, pero Forcadell ha modificado el enunciado.
El acto, con la presencia de autoridades como el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, se ha celebrado en el Salón Sant Jordi del Palau de la Generalitat, con un telón negro de fondo y sin ninguna imagen del Rey. Ni el ministro ni la delegada del Gobierno en Catalunya, Llanos de Luna, han aplaudido a Puigdemont.
En su discurso como nuevo president, Puigdemont ha incidido que ha prometido el cargo «explicitando esta lealtad al Parlament y al pueblo de Catalunya», entendiendo, ha dicho, que «el Parlament escoge al presidente y el pueblo al Parlament, en un circulo virtuoso de legitimidad democrática indiscutible».
El president se ha comprometido con que haya un debate desde el «respeto y la serenidad», con «trabajo y diálogo», aunque ha querido dejar claro que perseverará en el objetivo independentista con dos citas.
La primera, «imposible es solo una opinión», frase que usa también el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y la segunda, de Gaziel: «Soy falible pero insobornable».
El exalcalde de Girona ha aseverado que no están «cansados» del proceso soberanista sino «más esperanzados que nunca», al tiempo que ha garantizado que pondrá «las instituciones a trabajar en esta dirección» sin «perder de vista las esperanzas de la gente».
Así, ha defendido que Catalunya necesita «herramientas» propias de un Estado en un momento en el que «estamos -ha dicho- asfixiados y humillados».