El gasto de los hogares en educación ha crecido durante la crisis, y lo que desembolsan por hijo se duplica cuando el alumno estudia en un centro privado concertado en lugar de uno público, según un informe recién publicado por la Fundación BBVA.
El estudio Cuentas de la educación en España, 2000-2013, dirigido por Francisco Pérez García y Ezequiel Uriel Jiménez, precisa lo que las familias gastan en clases lectivas, servicios y actividades complementarias, bienes como libros y uniformes y actividades extraescolares dentro y fuera del centro educativo.
Según datos del INE analizados por los autores, el gasto familiar medio por alumno de la pública en estudios reglados era de 822 euros anuales en el curso 2011-2012, frente a los 1.549 de la concertada y los 3.627 de la privada.
Los padres de la pública dedicaban 187 euros a clases lectivas, 209 a servicios y actividades complementarias y 299 a libros y uniformes; y los de la concertada, 352, 427 y 530 euros, respectivamente.
En general, la mitad del gasto de los hogares en enseñanza se concentra en las primeras etapas educativas, pues la Primaria tiene más cursos que otros niveles y el primer ciclo de Infantil tiene una financiación pública limitada.
Pese a que la renta de los hogares se ha reducido en los últimos años, éstos han vuelto a realizar un «mayor esfuerzo» en educación para «protegerla» de la caída de la inversión pública, concluyen los autores.
Los padres que tienen un mayor nivel de ingresos y de estudios no solo son los que más invierten en formación con diferencia, sino que han incrementado tal esfuerzo económico durante los años de crisis, «supliendo así» el retroceso del gasto público, apunta el informe.
Los autores observan, con cautela, que el gasto medio per cápita de los hogares en enseñanza ha aumentado desde 2006, pero también la brecha entre las familias que más y menos recursos le dedican, probablemente porque el margen de maniobra de las primeros era mayor.
«Pero se trata, demás, de un dato relevante para valorar las implicaciones redistributivas de los ajustes del gasto público en educación (...), pues sus efectos han repercutido seguramente más sobre los alumnos cuyas familias dependen más de la oferta pública y tienen menor capacidad de compensar sus cambios», según las conclusiones.
El grueso del gasto en educación reglada en España es financiado por el sector público, pero, según las «últimas comparaciones internacionales» (OCDE, 2012), el porcentaje del PIB dedicado por las familias españolas (0,5 %) es superior a la media europea (0,3 %), mientras que el del sector público es claramente inferior (3,8 % frente a 4,6 %).
El gasto público real (descontada la inflación) en educación por habitante aumentó un 20 % desde principios de siglo hasta 2009, pero en 2013 había retrocedido a niveles de 2000.
Lo hogares han incrementado sus contribuciones a la financiación de la educación pública del 5,7 al 6,3 % entre 2008 y 2013, sobre todo por el aumento de las tasas universitaria, que han elevado las aportaciones familiares hasta el 21 % de los recursos de los campus.
Los autores basan los análisis en datos estadísticos de distintas fuentes como INE, Crue Universidades Españolas, Intervención General de la Administración del Estado y Ministerio de Educación, así como tablas estadísticas de elaboración propia.