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Caso Gabriel Cruz

El juez prorroga la detención de Ana Julia Quezada para practicar nuevas diligencias policiales

El juez prorroga la detención de Ana Julia Quezada para practicar nuevas diligencias policiales | Europa Press

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El titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Almería, el magistrado Rafael Soriano, ha acordado prorrogar la detención de Ana Julia Quezada, presunta autora de la muerte del niño Gabriel Cruz, al considerar necesaria para la investigación la práctica de nuevas diligencias policiales.

La arrestada, de 43 años, ha sido trasladada desde las dependencias de la Ciudad de la Justicia pasadas las 15,00 horas de este miércoles de vuelta hacia la Comandancia de la Guardia Civil de Almería, donde permanecerá en los calabozos hasta que vuelva a comparecer ante el juez, previsiblemente en la jornada de este jueves.

Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) han indicado que la prórroga de detención se acordado por un periodo de 24 horas después de que Ana Julia Quezada haya comparecido durante casi dos horas para someterse a las preguntas de las partes y del magistrado instructor.

No ha trascendido, no obstante, qué ha motivado en concreto esta decisión ya que las actuaciones continúan bajo secreto, por lo que las nuevas diligencias de investigación podrían responder a algún aspecto de sus manifestaciones o a el hallazgo de nuevos indicios en el marco de las pesquisas que llevan a cabo los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.

Fuentes del caso han señalado que Quezada, quien habría expresado "arrepentimiento", ha comparecido con la intención de "colaborar" y contestar a las interpelaciones que se le hicieran desde las partes con el objetivo de esclarecer las circunstancias de la muerte violenta de Gabriel.

Asimismo, pretendía ratificar ante el juez instructor la declaración que prestó durante dos horas ante los agentes encargados de la investigación, haciendo hincapié en que habría habido una "discusión" previa y que los hechos no habrían sido consecuencia de un "plan premeditado".

Ana Julia Quezada confesó este martes en el interrogatorio ante especialistas de la Guardia Civil y sus abogados que mató en la finca de Rodalquilar al niño. Así, el mismo día que se dio por desaparecido a Gabriel en Las Hortichuelas de Níjar al salir de la casa de su abuela con destino a la de sus tíos y primos, recogió en su coche al pequeño y lo llevó a la finca de la familia de su pareja y padre del niño.

En la finca, según reconoció, discutió con Gabriel hasta provocarle la muerte pero, según ella, una vez que el menor intentara primero agredirla. Según ha podido saber Europa Press de fuentes del caso, en su confesión de los hechos, parcial y por momentos confusa, Ana Julia no ha reconocido que provocara la muerte del pequeño por golpearle directamente con un objeto en la cabeza.

Su explicación ha sido que discutieron y que de ahí pasaron a un forcejeo en el que el niño cogió un hacha con el que se terminó golpeando en la cabeza. Luego se asustó y lo asfixió hasta provocarle la muerte. Los hechos concretos del fallecimiento se determinarán cuando se conozca la autopsia definitiva de un caso que ha sido declarado secreto y en el que, en paralelo, la Guardia Civil ha ido recabando más pruebas.

A preguntas de la prensa en la tarde del martes y tras un nuevo registro en la finca de Rodalquilar, la letrada aseguró a los medios que Ana Julia había reconocido ante la Guardia Civil que actuó sola. También indicó que en la escena del crimen "hay un hacha", sin dar más detalles sobre si fue ella la que golpeó en la cabeza al pequeño.

Los agentes recuperaron el martes la ropa que llevaba el menor el día de su desaparición en un vertedero de Retamar, una urbanización costera situada entre Hortichuelas y Puebla de Vícar, dos de los escenarios del crimen.

Este lunes fuentes de la investigación avanzaron que la muerte se produjo por estrangulamiento el mismo día de la desaparición, el 27 de febrero, víspera del Día de Andalucía y festivo en la comunidad autónoma. Estas fuentes insisten en que el cuerpo del niño presenta daños en el cuello.

La versión de Ana Julia se suma a los datos recabados por la Guardia Civil y a la autopsia practicada en el Instituto de Medicina Legal de Almería. El juez ha prohibido la incineración del cuerpo de Gabriel, al que se ha dado sepultura este martes tras la misa funeral celebrada en la catedral de Almería.

Será el atestado policial y la autopsia definitiva, a los que se suman otras pruebas complementarias como el análisis de la tierra y el barro hallados en el cuerpo de Gabriel, los que ayuden al juez a determinar aspectos nucleares del crimen. Entre las incógnitas por despejar están si el cadáver permaneció oculto siempre en el mismo sitio.

Se ha apuntado a un pozo, luego a un aljibe; finalmente, de un socavón cavado por la propia Ana Julia para ocultar el cuerpo de Gabriel. También se investigan otros aspectos sobre la ocultación de su teléfono móvil o el hallazgo de la camiseta con restos de AND del pequeño cerca de la depuradora de Las Negras, al norte de las Hortichuelas.

La UCO y el resto de unidades especializadas han inspeccionado los alrededores de Las Hortichuelas, la finca de Rodalquilar donde ocultó el cadáver del niño y el piso de Vícar, a 80 kilómetros al oeste, donde trasladó el cuerpo el pasado domingo, cuando la pareja del padre del menor fue arrestada.

Hasta Almería se ha desplazado el coronel Manuel Sánchez Corbí, jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), al que se vio salir del registro practicado ayer por la tarde en la vivienda de Puebla de Vícar a la que se dirigía Ana Julia Quezada el domingo en el momento de su detención, cuando transportaba en el maletero de su coche el cuerpo sin vida del pequeño Gabriel.

Este martes, coincidiendo con la misa funeral que se oficiaba en la catedral de Almería, el coronel jefe de la UCO se ha desplazado a la finca de Rodalquilar, a unos cuatro kilómetros al sur de Las Hortichuelas, el pueblo almeriense en el que desapareció Gabriel el 27 de febrero cuando salió de la casa de su abuela para recorrer un camino de tierra de unos cien metros con destino a la vivienda de sus tíos y primos.

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